Qué asco me da mi padre. De verdad.
Hay veces en que se comporta como un crío de tres años, debe ser la edad. La famosa crisis de los cuarenta. Digo yo, porque no las cosas que hace no son del todo normales.
Para empezar, es un machista. Nunca cocina (bueno, excepto cuando quiere presumir de sus famosos calderos), ni barre, ni friega, ni lava los platos. Los sábados por la mañana se va al Mercadona a hacer la compra con mi madre y, cuando vuelven, se sienta en el sofá mientras mi madre, mi hermana-la-víbora y yo lo guardamos todo (unas más que otras, ejem ¬¬). Y, no contento con eso, luego nos manda montones y montones de trabajo doméstico desde las profundidades del sofá mientras él, acurrucado, lee el periódico o se pega la sobada del año. Claro, y si protestamos, somos unas vagas.
Es tan machista que mi madre me ha contado varias veces la siguiente anécdota, que me obliga a poner el grito en el cielo cada vez que la oigo.
Cuando éramos más pequeñas, una vez tuvimos que viajar a Alemania separados, porque mi padre trabajaba y no sé qué pasó que se tenía que esperar un poco antes de reunirse con nosotras allí. Bueno, la cuestión: mi madre, mi hermana-la-víbora y yo (apenas contábamos con unos años de existencia) nos fuimos a Alemania en avión. El día de nuestra marcha estábamos en casa, terminando de desayunar apresuradamente, y la V (de víbora) se dejó todo el vaso de leche enterito, porque le daban náuseas. Mi madre, con las prisas, lo dejó tal y como estaba en el fregadero, y a continuación cogimos las maletas y nos fuimos rumbo al aeropuerto. Dos semanas después llegó mi padre en un vuelo, y estuvimos en Alemania todos juntos cerca de otros quince días. Total, que después de pasar casi un mes fuera de casa, al regresar, mi madre se dio cuenta nada más abrir la puerta de que todo el piso apestaba a podrido de manera alarmante. ¿A que no adivináis qué era? ¡¡¡Sí!!! ¡El vaso de leche -lleno- que mi madre había dejado en la pica! Todo mohoso y descompuesto, apenas reconocible, pero allí presente. Y mi padre, que se había pasado dos semanas solo en casa (¡dos semanas!) no movió ni un pu** dedo pa fregarlo o, al menos, pa tirar la leche por las cañerías. "Yo no pienso fregar nada, eso es cosa de mujeres", fue lo que le dijo a mi incrédula madre tras la bronca de ésta.
Desde entonces queda patente que mi padre es un machista de mier**. ¡Pero lo fuerte es que no lo reconoce! ¡Es más, lo niega! Coño, macho, si eres machista, admítelo, pero no te hagas el perfecto pretendiendo hacenos creer que no lo eres. Igual como tampoco admitiría jamás que en la vida permitiría que alguna de nosotras (aclaro: nosotras = V + moi) se echara un novio de color. O árabe. Le daría un infarto. Mi padre se cree que es el Rey del Mambo. Es el típico que, cuando está mi madre fuera de casa a "horas importantes" (léase horas de comer) la llama a las tres y media de la tarde (que ha pasado) para preguntarle si tardará mucho en llegar, que tiene hambre. Y mi madre, a lo mejor desde el hospital, le dice que sí, que todavía tardará un rato, que si quiere puede ir descongelando unas judías que hay en la nevera y cuando llegue ella ya las cocinará. Y mi padre no responde "Vale, te ayudo hoy con la comida, cariño, no te preocupes", NO. Mi padre es el típico que resopla resignadamente desde el otro lado de la línia telefónica y suelta:
-No, da igual, ya me espero a que llegues, si, total, hoy no tengo mucha hambre.
Y las tripas rugiéndole tan alto que mi madre las oye desde el otro extremo.
En fin. Que ahora mismo mi padre me ha dado verdadero asco por su actitud tan ridículamente infantil. Estábamos cenando en el salón, mirando la tele. Bueno, mejor dicho, tratando de ver la tele porque no hacían absolutamente nada que valiese la pena. Ha de constar en acta que él se había pasado la tarde delante de la caja tonta, solo, porque mi madre nos había llevado a mi hermana-la-víbora y a mí de compras a Gandía. Y en ésas estábamos, deliberando qué mirar, cuando va el Rey del Mambo y suelta con voz de machoman, todo autosuficiente él:
-Mirad vosotras lo que queráis porque hoy la tele no vale nada.
Y dicho esto deja el mando a distancia encima de la mesa. En eso lo cojo yo, toda ilusionada, y cambio a nuestro canal habitual, el de V y mío: el Paramount Comedy. Y bien encantadas de la vida, oye, porque no íbamos a ver ninguna peli aburrida y, después de un agotador día de compras, lo mejor era echarnos unas risas con Camera Café. Pues aún no estaba ni puesto el programa cuando va el Rey del Mambo y exclama, todo alterado: "¿¿¿Qué??? ¿¿¿Eso??? ¿¿¿Otra vez??? ¡¡¡Me tenéis harto!!!"
Después de insistirle durante un huevo de rato, nos ha dejado ver los últimos dos capítulos, en los que, huelga decirlo, se ha decojona**, como CADA VEZ que lo ve. Y nada más ha acabado ha cambiado en seguida, a pesar de nuestros ruegos para que lo dejara, ya que íban a hacer otro programa (normalmente hacen dos seguidos). Se ha negado ROTUNDAMENTE y nos ha puesto una bazofia sobre la cata de los vinos del canal Viajar. A los quince minutos de reloj no llega te veías al tío RONCANDO y echando babas por la boca, igual que mi madre, que suele callarse en este tipo de discusiones familiares (el mando, que mueve montañas).
-Papá, no estás mirando, ¿podemos cambiar? -yo, mosqueada, despertándole de un sobresalto.
-¿Eh? ¿Qué has dicho? -sorbiéndose y recuperando el ritmo normal de pulsaciones.
-Que, como no estás mirando, que si nos dejas cambiar -yo, paciente.
-No, que siempre estamos viendo lo mismo. Estoy harto ya del café ese.
-Pero tú has estado aquí toda la tarde, mirando lo que querías y, además, ahora estabas casi dumiéndote (yo y mi gran sentido de la sutil ironía).
-Si no os parece bien, os vais a dormir, que ya es tarde.
Eran las diez y media. O_O
Yo he aguantado un rato más el pu** programa de la cata de vinos, mientras acababa de leer una revista que tenía entre manos, y, después, me he largado a arreglar mi habitación y a desahogarme con quien lea esto.
Vamos, ver para creer. Normal que esté tan salida como estoy, en el ambiente que me estoy criando...
Lo dicho: a veces, mi padre da asco.
Besazzos,
Luli.
Hay veces en que se comporta como un crío de tres años, debe ser la edad. La famosa crisis de los cuarenta. Digo yo, porque no las cosas que hace no son del todo normales.
Para empezar, es un machista. Nunca cocina (bueno, excepto cuando quiere presumir de sus famosos calderos), ni barre, ni friega, ni lava los platos. Los sábados por la mañana se va al Mercadona a hacer la compra con mi madre y, cuando vuelven, se sienta en el sofá mientras mi madre, mi hermana-la-víbora y yo lo guardamos todo (unas más que otras, ejem ¬¬). Y, no contento con eso, luego nos manda montones y montones de trabajo doméstico desde las profundidades del sofá mientras él, acurrucado, lee el periódico o se pega la sobada del año. Claro, y si protestamos, somos unas vagas.
Es tan machista que mi madre me ha contado varias veces la siguiente anécdota, que me obliga a poner el grito en el cielo cada vez que la oigo.
Cuando éramos más pequeñas, una vez tuvimos que viajar a Alemania separados, porque mi padre trabajaba y no sé qué pasó que se tenía que esperar un poco antes de reunirse con nosotras allí. Bueno, la cuestión: mi madre, mi hermana-la-víbora y yo (apenas contábamos con unos años de existencia) nos fuimos a Alemania en avión. El día de nuestra marcha estábamos en casa, terminando de desayunar apresuradamente, y la V (de víbora) se dejó todo el vaso de leche enterito, porque le daban náuseas. Mi madre, con las prisas, lo dejó tal y como estaba en el fregadero, y a continuación cogimos las maletas y nos fuimos rumbo al aeropuerto. Dos semanas después llegó mi padre en un vuelo, y estuvimos en Alemania todos juntos cerca de otros quince días. Total, que después de pasar casi un mes fuera de casa, al regresar, mi madre se dio cuenta nada más abrir la puerta de que todo el piso apestaba a podrido de manera alarmante. ¿A que no adivináis qué era? ¡¡¡Sí!!! ¡El vaso de leche -lleno- que mi madre había dejado en la pica! Todo mohoso y descompuesto, apenas reconocible, pero allí presente. Y mi padre, que se había pasado dos semanas solo en casa (¡dos semanas!) no movió ni un pu** dedo pa fregarlo o, al menos, pa tirar la leche por las cañerías. "Yo no pienso fregar nada, eso es cosa de mujeres", fue lo que le dijo a mi incrédula madre tras la bronca de ésta.
Desde entonces queda patente que mi padre es un machista de mier**. ¡Pero lo fuerte es que no lo reconoce! ¡Es más, lo niega! Coño, macho, si eres machista, admítelo, pero no te hagas el perfecto pretendiendo hacenos creer que no lo eres. Igual como tampoco admitiría jamás que en la vida permitiría que alguna de nosotras (aclaro: nosotras = V + moi) se echara un novio de color. O árabe. Le daría un infarto. Mi padre se cree que es el Rey del Mambo. Es el típico que, cuando está mi madre fuera de casa a "horas importantes" (léase horas de comer) la llama a las tres y media de la tarde (que ha pasado) para preguntarle si tardará mucho en llegar, que tiene hambre. Y mi madre, a lo mejor desde el hospital, le dice que sí, que todavía tardará un rato, que si quiere puede ir descongelando unas judías que hay en la nevera y cuando llegue ella ya las cocinará. Y mi padre no responde "Vale, te ayudo hoy con la comida, cariño, no te preocupes", NO. Mi padre es el típico que resopla resignadamente desde el otro lado de la línia telefónica y suelta:
-No, da igual, ya me espero a que llegues, si, total, hoy no tengo mucha hambre.
Y las tripas rugiéndole tan alto que mi madre las oye desde el otro extremo.
En fin. Que ahora mismo mi padre me ha dado verdadero asco por su actitud tan ridículamente infantil. Estábamos cenando en el salón, mirando la tele. Bueno, mejor dicho, tratando de ver la tele porque no hacían absolutamente nada que valiese la pena. Ha de constar en acta que él se había pasado la tarde delante de la caja tonta, solo, porque mi madre nos había llevado a mi hermana-la-víbora y a mí de compras a Gandía. Y en ésas estábamos, deliberando qué mirar, cuando va el Rey del Mambo y suelta con voz de machoman, todo autosuficiente él:
-Mirad vosotras lo que queráis porque hoy la tele no vale nada.
Y dicho esto deja el mando a distancia encima de la mesa. En eso lo cojo yo, toda ilusionada, y cambio a nuestro canal habitual, el de V y mío: el Paramount Comedy. Y bien encantadas de la vida, oye, porque no íbamos a ver ninguna peli aburrida y, después de un agotador día de compras, lo mejor era echarnos unas risas con Camera Café. Pues aún no estaba ni puesto el programa cuando va el Rey del Mambo y exclama, todo alterado: "¿¿¿Qué??? ¿¿¿Eso??? ¿¿¿Otra vez??? ¡¡¡Me tenéis harto!!!"
Después de insistirle durante un huevo de rato, nos ha dejado ver los últimos dos capítulos, en los que, huelga decirlo, se ha decojona**, como CADA VEZ que lo ve. Y nada más ha acabado ha cambiado en seguida, a pesar de nuestros ruegos para que lo dejara, ya que íban a hacer otro programa (normalmente hacen dos seguidos). Se ha negado ROTUNDAMENTE y nos ha puesto una bazofia sobre la cata de los vinos del canal Viajar. A los quince minutos de reloj no llega te veías al tío RONCANDO y echando babas por la boca, igual que mi madre, que suele callarse en este tipo de discusiones familiares (el mando, que mueve montañas).
-Papá, no estás mirando, ¿podemos cambiar? -yo, mosqueada, despertándole de un sobresalto.
-¿Eh? ¿Qué has dicho? -sorbiéndose y recuperando el ritmo normal de pulsaciones.
-Que, como no estás mirando, que si nos dejas cambiar -yo, paciente.
-No, que siempre estamos viendo lo mismo. Estoy harto ya del café ese.
-Pero tú has estado aquí toda la tarde, mirando lo que querías y, además, ahora estabas casi dumiéndote (yo y mi gran sentido de la sutil ironía).
-Si no os parece bien, os vais a dormir, que ya es tarde.
Eran las diez y media. O_O
Yo he aguantado un rato más el pu** programa de la cata de vinos, mientras acababa de leer una revista que tenía entre manos, y, después, me he largado a arreglar mi habitación y a desahogarme con quien lea esto.
Vamos, ver para creer. Normal que esté tan salida como estoy, en el ambiente que me estoy criando...
Lo dicho: a veces, mi padre da asco.
Besazzos,
Luli.
3 comentarios:
Hola luli creeme mi padre da muchísimo mas asco, es un cerdo egoista, egocentrico,maníaco, hace poco le han diagnosticado adiccion al sexo, me averguenzo de él siempre me ha hecho sufrir, desde que falleció mi madre no ha hecho mas que pensar donde meterla. Un puerco.creeme tu padre no es tan asqueroso aùn podría serlo mucho mas. Disfruta de tu madre que seguro que es encantadora. Suerte.
Vaya, lo siento mucho por ti, de verdad. Yo lo de mi padre, bueno, en el fondo no es tan mala persona, lo que pasa es que ambos tenemos un carácter un poco fuerte y no nos llevamos muy bien a veces, será la convivencia (dieciocho años desgastan mucho, supongo).
Esta entrada la escribí en un arranque de cólera, pero no le odio.
Espero que te vaya bien en la vida, hay cosas peores. ¡Animo!
Besazzos
Hola
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