jueves, 27 de agosto de 2009

Me gustaría ser...


Un poco más bohemia.


Parece que se toman la vida con más calma.


Po otro lado... creo que en mi pueblo no es posible la existencia de dichos individuos. Se les daría caza hasta su extinción.


Una lástima.


Besazzos,


*Luli*

lunes, 24 de agosto de 2009

La frase del verano



Queridos lulilectores...


Espero que esta entrada de hoy sea la última que tenga que hacer acerca de mi trabajo veraniego. La escribiré en forma de apuntes y retazos, como balance del verano.


En primer lugar: la frase del verano, por una señora que vino un día al súper y tuvo que hacer unos diez minutos de cola.


"El Vidal mos ha matat a tots"; o, lo que es lo mismo "El Vidal nos ha matado a todos", en referencia a que dicha cadena cerró su establecimiento en la playa de mi pueblo, dejando como supermercado principal al Hiper Patri (el mío, vamos).


Y... más cosas... a mi jefa le ha dado por ponerse Hitler justo ahora que me quedan 6 días para acabar para siempre, y manda trabajo por un tubo...


Orni sigue con sus miradas lascivas... el otro día se puso lentillas y se pensaba que estaba sexy... qué pena que no se mirara al espejo y su subconsciente con voz de oso atragantado le señalara sus tambaleantes carnes y su bizquedad... (por cierto, se las sigue dando de "pegahostias", pobrecito, tiene un trauma).


Tengo cero ganas de hacer los exámenes de septiembre...


Por otro lado, me alegraré de ver a mis amigos.


Y... también me exaspero solo de pensar otra vez en la cara rutina que me espera en Valencia: gastarme todas las semanitas 50 euros no es nada divertido, y, encima, solo de pensar en el hastío del tren me pongo enferma. Tren arriba, tren abajo.


Pero bueno, son gajes del oficio, o eso dicen.


En fin, lulilectores, me despido ya después de esta insulsa entrada, preparada para volver de mejor humor en cuanto al Señor D le dé la gana alegrarme un poco la existencia.


Besazzos,


*Luli*

martes, 18 de agosto de 2009

Aplicar el cine en la vida real



Queridos lulilectores...


Para hoy, una lección de cómo aplicar el cine en la vida real. Seguro que todos tenemos alguna frase o escena de nuestra película favorita (o de cualquier película) que nos guste, que nos haya marcado o, simplemente, que se nos haya quedado en la memoria por alguna razón.


A mí me ha estado ocurriendo bastante este verano, con los franceses que venían a comprar al supermercado (¡qué raro, Luli hablando del supermercado! De verdad, no sé ya quién está más hasta las narices del súper, si yo o vosotros ¬¬U).


Pues bien, mi película en cuestión es la de "El reino de los cielos", de Ridley Scott y con Orlando Bloom (2005). Quien la haya visto -y la recuerde- seguramente me entenderá. En el largometraje, que trata de las cruzadas cristianas de la Edad Media y de la lucha por Jerusalén con los moros, el protagonista (Orli) trata varias veces con un general árabe del que al final se acaba haciendo amigo.


Y muchas veces intercambian la frase de "Salam aleikum" ("La paz sea contigo") y "Aleikum salam" (la respuesta al saludo musulmán). Pero, si os fijáis bien, el moro siempre dice "salam aleikum" y Balian, el protagonista, siempre le contesta en cristiano "Y que la paz sea contigo".


Para evitar líos, el diálogo sería una cosa así:


-General moro (no me acuerdo del nombre): Salam aleikum.


-Balian: y que la paz sea contigo.


Solo al final de la peli, cuando ya se han hecho amigos, el moro le dice a Balian (Orlando Bloom):


-Que la paz sea contigo.


Y Balian responde:


-Aleikum salam.


Bien, explicada la escena, ahora la aplicación a la vida real (mi vida, vamos).


Muchas veces me vienen franceses y francesas (que, según mi padre, son los turistas más estúpidos de todos -repito, según mi padre, a quien no le gustan los franceses ni los catalanes-) y, cuando compran algo, aun estando en España, me hablan en francés.


En plan, les paso algo por la cinta, les cobro y, cuando se van, dicen: "mercy" en vez de "gracias".


Pues yo siempre les respondo "de nada". Solo cuando algún francés me dice "gracias" -contaditos con los dedos, por cierto-, yo les respondo "de rien", que es "de nada" en francés.


Y... ¿a qué viene esa conexión tan estúpida? Os estaréis preguntando muchos de vosotros. No lo sé ni yo, solo es algo que se me ocurrió por casualidad, porque he visto El Reino de los Cielos varias veces y me acordé. Es... una especie de complicidad con los franceses que se toman la molestia de hacerse entender en castellano, así como la complicidad que hay entre el moro y el cristiano aun siendo enemigos (ojo, con eso no quiero decir que los franceses sean los enemigos; al menos por ahora... jaja).


Hm... no es que sea algo realmente importante, solo otra pequeña divagación de esas que suelo usar para actualizar, y para que reflexionéis un poco: seguro que todos nosotros, en algún momento, nos hemos sentido como los personajes o protagonistas de alguna película, o simplemente identificados; y eso mola. ^^


¿A cuál os parecéis vosotros?



Besazzos,


*Luli*

miércoles, 12 de agosto de 2009

Cuando algo te quita el sueño



Queridos lulilectores...


Mi vida como cajera sigue cundiendo.


Tengo dos noticias: la buena y la mala (o las malas ¬¬); empezaré por la buena, porque es más corta y fácil de contar.


¡Hay un chico monísimo que ya ha venido dos veces a la caja! Alto, moreno y con los ojos grises. Se me cae la baba cuando lo veo; espero que vuelva. ^^


Y, ahora ya... pasemos a... La Pesadilla de Lulicajera.


Haciendo honor al título de la entrada; últimamente, un problema me está empezando a quitar el sueño.


Desde hace tres días (hoy incluido) que falta dinero en mi caja.


Pero no cantidades pequeñas, qué va, nada de eso.


-Anteayer: 40€


-Ayer: 100€


Hoy: 40€


¿Cómo se come eso?


Primero que nada, defender mi honor como persona humana: este es el tercer verano que trabajo manejando dinero que no es mío; y, por supuestísimo, ni se me ocurriría tocar céntimo alguno de la caja; es más, ni siquiera se me ocurriría planteármelo, está completamente fuera de lugar. No soy una ladrona.


Aclarado esto (por si a alguien le quedaba alguna duda), investiguemos el problema a fondo: ¿por qué falta dinero?


La primera cosa que me viene a la mente es que no sé contar y que, cuando devuelvo a la gente, devuelvo mal. Vale, puede pasar. Con los cuarenta euros de hace dos días tuve un momento de lío, y puede que, efectivamente, me equivocara con el cambio. Pero... ¿devolver mal cien euros en una sola tarde? Tedría que ser tremendísimamente cazurra para eso.


Por suerte, no me pueden hacer a mí responsable, porque por mi caja pasan al día dos o tres compañeras más: el supermercado abre de nueve de la mañana a diez de la noche, sin cerrar a mediodía, y yo solo estoy siete horas; así que no me podían hacer pagar a mí el pato de los cien euros; aun así, la bronca me la llevé yo.


Y hoy... he ido con miedo a trabajar. Era consciente de que, como faltara dinero, sí que me la iba a cargar, porque hoy han hecho caja antes de que yo me pusiera, para controlarme mejor. Pero una de las encargadas ha retirado (justamente) cuarenta euros y los ha puesto no sé dónde. Y, al final del día, en mi caja volvían a faltar cuarenta euros que, por suerte, han aparecido en la caja de al lado (con la que no he tenido nada que ver).


Pero la cuestión es que, en realidad, en mi caja no faltaban 40 sino 50 euros, porque mi caja le debía a la de al lado 10 euros que me había prestado porque no tenía bastante cambio.


En fin, voy a dejar de liaros con tecnicismos de mi trabajo, y dejar de hablar de cantidades de dinero, porque lo único que conseguiré liaros.


La cuestión: que llevo una temporada muerta del susto, porque en mi caja están desapareciendo cada día cantidades astronómicas de dindero, y yo me estoy estresando mucho; no sé si soy yo, que me estoy volviendo loca y de un día para otro se me ha olvidado cómo se cuenta, no sé si son las compañeras que, sin querer, retiran dinero y luego no lo apuntan, o... no sé. No sé qué narices está pasando, pero la que se está llevando las broncas y las miradas perrunas, de momento, soy yo; y ya me han advertido que, si la cosa sigue así, empezarán a descontarme el dinero que falte de mi sueldo.


El problema del dinero me está quitando el sueño, porque ya no es solo el sueldo, sino que se me cae la cara de la vergüenza cuando voy a trabajar: mañana es que no sé lo que pasará. Todo esto es un misterio inexplicable porque, desde los de los cien euros, hoy me he estado fijando barbaridades en el dinero que devolvía; lo cuento una y otra vez antes de darlo, y es que realmente ya no sé si soy yo la que no sabe contar, a cada día me lo pregunto más y más.


Menos mal que mis padres y las compañeras me han estado apoyando, porque estoy viviendo una situación realmente violenta y desagradable: si yo no cojo el dinero y las encargadas tampoco, ¿dónde se mete? Mi padre me dice que aguante, que solo queda una quincena, pero al paso que voy, de aquí tres días me habrán echado y no me habrán pagado un duro.


No sé lulilectores... trabajar con dinero es mucha responsabilidad, sobre todo si falta, y yo en estos momentos estoy, otra vez, bastante de bajón y plof, porque no sé cómo abordar la situación. Mañana, qué remedio, me volveré a fijar muchísimo, pero, por lo demás, solo me queda rezar y esperar que, por una vez, el Señor D se ponga de mi lado y no me las haga pasar canutas.


Para más inri, Orni sigue mirándome lascivamente por los pasillos, contoneándose con sus miles de kilos por delante de mí, acompañado de sus bahías (perdón, entradas), y hablando como un oso atragantado.


Porca miseria... y encima tengo que empezar a estudiar o me cogerá el toro...


¿Sabéis? A veces una vida tranquila es lo que más deseo en el mundo, aunque, por otro lado, si fuera una aburrida, nunca os hubiera conocido, lulilectores...


Qué difícil es todo, ¿no?


Besazzos,


*Luli*

domingo, 9 de agosto de 2009

Estereotipos



Queridos lulilectores...


Para hoy...


Lista de clientes engorrosos.


-El embolsón: compra kilos y kilos de productos y, hasta que no ha metido el último yogur en las bolsas de plástico, no paga.


-El despistado: no sabe dónde ha puesto la cartera.


-El "no me acuerdo del pin de mi tarjeta" (sin comentarios).


-La vieja que no sabe contar.


-La vieja que cuenta mal.


-La vieja que, cuando la estoy ayudando a poner las cosas en las bolsas para agilizar el tránsito, luego cambia las cosas de sitio.


-El protestón: todos los precios le parecen mal.


-El ciego: no ve dos encima de un burro sin las gafas que, casualmente, no lleva puestas.


-Los chiquillos del botellón: te pagan cincuenta euros en suelto, y muchas veces les falta dinero.


-Los chavales del botellón: nunca se aclaran con las botellas que quieren comprar.


-Los viejunos del botellón: pagan una de Negrita con 50 euros.


-Los franceses: solo hablan en francés.


-Los billetudos: billetes y más billetes solo para el pan y dos tomates.


-La "me he dejado la nata, ahora vuelvo".


-Los "es que las bolsas no se abren"


-El que pasa una bolsa de carne por la cinta y, cuando llevo ya media hora buscando el tiquet, me dice que es para los gatos.


-La fotógrafa: una fotógrafa arrugada que tenía 25 años -de experiencia, como soltó mi compañera de al lado-, que me dijo que no fuera nunca fotógrafa, porque los fotógrafos trabajan mucho.


-La bizca.


-El sordo.


-El cojo.


-El manco.


-El calvo.


-Los gitanos.


-Las tontas (literal).


...


Y sigue, y sigue. La lista es interminable.


¡¡Y todavía me preguntan si no abrimos los domingos por la tarde!!


En domingo no, que es el día del señor y nos vamos a misa; les contesto.


Pfff...


Santa Paciencia.



Besazzos,



*Luli* =)