miércoles, 24 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD



Queridos lulilectores...


Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2009 les desea


LULI MANULI


Desde Tavernes de la Valldigna.


Esto no es el Christmas de la Casa Real, pero os sirve, ¿no?


¡Viene desde el cariño!



BESAZZOS =)

jueves, 18 de diciembre de 2008

Variadito



Queridos lulilecotres...


¿Soy la única que rige su vida a partir de listas y más listas? Quiero decir, a mí siempre me proporcionan una sensación de orden cuando la existencia empieza a descontrolarse más de lo habitual, ¿no os pasa lo mismo?


En el momento en que siento que todo se está volviendo más y más caótico, decido cojer una hoja y un boli y ponerme a escribir, punto por punto, todo lo que me ronda por la cabeza. Por ejemplo:



LISTA DE PROBLEMAS DE MI VIDA


1) Tengo que empezar a estudiar ¡pero ya!


2) Me duele la cabeza.


3) Mi pelo es indomable, no importa lo que haga con él.


4) La gente de mi clase piensa salir hoy de fiesta y no creo que vaya, porque yo voté viernes. ¬¬


5) Tengo el carné del coche pero mis padres no me lo dejan, estoy igual que antes.


6) Aún no tengo ni pajolera idea de lo que me pondré en Nochevieja.



Hay más, pero ahora no me vienen (qué raro, de normal suele ser inmensaaa...).




LISTA DE COSAS QUE HACER ESTAS NAVIDADES


1) Ordenar a fondo mi habitación.


2) Pintar las puertas de mi armario de otro color.


3) Leerme las instrucciones tanto del móvil como de la cámara para aprender a usar todas esas millones de aplicaciones que siempre dices "bah, tocando botones ya aprenderé", pero que al final nunca acabas de comprender del todo.


4) Pasarme tooodos los apuntes a limpio.


5) Seguidamente, dejar los trabajos pendientes ya hechos.


6) Empezar a estudiar (¡qué feliz he estado viviendo...!).


7) Cuidarme un poco más. Esto es:


* Beber 2 litros de agua al día como mínimo (lo que dicen las revistas).


* Atiborrarme a infusiones, que depuran el organismo, te calientan el cuerpo y me encantan.


* Dejar de criar celulitis y hacer algo para matarla (por ejemplo, estrenar la crema que me compré este verano).


* Idem con las estrías (aunque sé que son imposibles de quitar, pero bueno).


* Hacer ¿deporte?


8) Ver mucho cine.


9) Leer los libros que tengo pendientes.


10) Aprovechar para escribir algo.


Bueno, y luego está la grandiosísima lista de propósitos para Año Nuevo -que aún no tengo pensada-, que fijo publicaré aquí y de la que, además, haré un seguimiento para asegurarme de que cumplo toooodo (este año sí, venga).



En fin... siguiendo con el título de la entrada, que dice "Variadito", hacer mención a otro tema diferente pero que, francamente, no me apetece reservarme para otra entrada a parte porque, además, ha sucedido hoy.


Creo que me he puesto muy navideña, ha sido un ramalazo. Resulta que ayer me dejé olvidada la agenda en la facultad. No me había dado ni cuenta, pero entré al correo por casualidad y me vi un mensaje que decía "He encontrado tu agenda, la tienes en conserjería" y, además, un teléfono de contacto junto con el nombre de la persona, en este caso de género masculino, Sujeto G.


Pues se me ocurrió la genial idea de devolverle el favor por las molestias (que no es tanto, en realidad sólo habrá sido curiosearme la agenda y bajarla en un momento, pero a lo mejor otra persona únicamente la hubiera curioseado y la habría dejado donde está). Así que hoy, cuando me he despertado, he imprimido un mensaje navideño (que creo que podría poner aquí algún día de estos) y lo he metido en un sobre con un post-it que decía: Muchas gracias por las molestias. A cambio, un detalle de cara a las fiestas. ¡Feliz Navidad! Y mi firma.


Cuando he ido a por mi agenda, que estaba, he dejado el sobre allí en conserjería, y le he enviado un sms al tal Sujeto G citándole para que se acercara hasta allí. Un rato después he recibido yo uno: "¡Muchas gracias por el detalle!" y una carantoña de esas que se estilan tanto.


Me ha hehco mucha ilusión esa interconexión (oh palabro ^^u) con un perfecto desconocido, porque supongo que él no se esperaba que alguien se molestara en devolverle el favor, aunque sólo fuera un cutre sobre blanco con un cutre papelito navideño acompañado de un post-it igualmente cutre, pero de color naranja y escrito con buena letra. Y, al menos, ha dado las gracias.


Lo mejor de todo es el anonimato, debe ser genial eso de ir un día a clase y que te llegue un mensaje de un número desconocido que te diga "Ves a conserjería y pregunta por un sobre para ti", y que en ese sobre alguien que no conoces, que ni siquiera has visto y con quien seguramente nunca más volverás a tener contacto, te dé las gracias por algo tan insignificante como dejar una agenda en la sección de Objetos Perdidos del vestíbulo principal. A mí, por lo menos, me encantaría, porque es una de esas pequeñas acciones que tanto se acercan a las películas (aunque ahí normalmente acaban enamorándose), o en plan "el admirador secreto", pero con una intención mucho más inocente, simplemente gratitud, casi un acto cívico de cortesía y de buena educación que se aleja totalmente de las excentricidades hollywoodienses, tan presentes en nuestra sociedad.


Y, por supuesto, qué mejor época que la Navidad para las pequeñas obras de este tipo, a dos días de las vacaciones y en pleno frenesí consumista y frívolo que envuelve nuestras vidas por estas fechas, el hecho de que aún exista gente capaz de valorar el "otro tipo de cosas" y no sólo lo que está a la vista en todos los escaparates, o lo que enseñan las películas. Porque nos estamos desengañando de la vida y considero que, algo tan simple y banal como comportarse como una persona, adquiere bastante importancia en los tiempos que vivimos actualmente.


Lo normal es que seamos gruñones, secos, egoístas y ambiciosos, me doy cuenta cada día de ello. La gente del tren o del metro es áspera, inaccesible, cada cual se queda en su asiento con sus cascos puestos y mira al vacío, le importa un bledo todo lo demás, sólo da la impresión de que piensan en sus cosas y punto, como si el resto del mundo no existiera. Otros miran de soslayo o cierran los ojos para pasar desapercibidos, los menos intercambian conversaciones. Nos estamos deshumanizando. Cada vez un poco más.


Y nada, yo a mi bola, soy feliz pensando en que le he regalado una sonrisa a alguien, me voy a creer que es una buen chaval y no un chulito hipócrita que ha visto el sobre y ha pensado "¡Cómo está el patio!", pero luego encima ha tenido el morro de enviarme un mensaje todo falso (que tendría bemoles la cosa). Por una vez, Luli Manuli -la que siempre ve el vaso medio vacío- pensará bien de alguien sin conocerlo, porque, repito, es Navidad y, en Navidad, toca.


Lo mejor es que nunca sabré quién es, ni si es alto, bajo, gordo, flaco, guapo, feo, listo, tonto o... en fin. Ya tengo una nueva diversión, pasearme por los corredores de la facultad a mirar caras de chicos para preguntarme... ¿Será este?



Por último, antes de despedirme, añadir que últimamente los horóscopos de los 4 o 5 periódicos que leo diariamente me están acertando el destino (ya ves, yo que nunca he creído en esas chorradas, precisamente por eso hago la mención) y que, naturalmente, sigo en un período de luto por la defunción de mi pobre tortuguita, aunque se me ha pasado bastante el disgusto después de lo de hoy.


Seguiré en antena, retransmitiendo en directo mi vida =)


Besazzos,


*Luli*

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Adiós



Queridos lulilectores...


Tengo que informar acerca de un triste asunto: se me ha muerto la tortuga. Se llamaba Mili, y tenía 8 años.


No sé qué habrá podido pasar, pero mi hermana la ha encontrado hoy flotando en el estanque, ¡pobrecita! Dice que la ha sacado y luego he venido yo. Al principio no me lo quería creer porque Mili hiberna todos los años y, como tienen reacciones un tanto estrambóticas (como dejar de respirar y pasarse el día y la noche dentro del agua, sin comer), pues creíamos que estaba viva, aunque la he tocado y estaba tiesa.


Sin embargo, mi madre ha llamado al veterinario y este... ha confirmado la noticia: las tortugas cuando hibernan nunca sacan las extremidades del caparazón, y mucho menos flotan. T.T


No estoy triste pero me da muuucha pena porque, aunque no llegué a quererla, le tenía mucho cariño: le daba la comida a la boca y ella me comía de la mano -incluso alguna vez que otra me comió el dedo. ¬¬


Le puse Mili porque me la regalaron el año 2000 (que estrenábamos milenio), y porque me parecía un nombre mixto, ya que nunca sabré si se trataba de un macho o de una hembra. Y era tan feliz en el estanque... los primeros veranos la llevábamos a la playa porque era muy pequeña y le sacábamos del mar gusanos y cangrejos. Ella perseguía a los cangrejos en su pecera y se los comía la mar de a gusto. Pero después ya la dejamos vivir libremente en el jardín, y era una monada verla tomar el sol o corretear detrás de mi perra... era muy graciosa.


La voy a echar de menos, ver mi patio-jardín sin ella en el agua se me hará extraño, son muchos años de costumbre ya. Además, Maya, la tortuga que le regalamos a mi prima pero que mi tía nos devolvió porque era demasiado grande (normal, porque sólo comía jamón de York), estará muy sola ahora.


Mili, siempre te recordaré con cariño. Has sido durante 8 años (bueno, casi 9 porque para lo que queda) la mejor tortuga que uno pueda desear. Desde aquí, mi más sincera despedida:


Adiós.



Besazzos



*Luli*

domingo, 7 de diciembre de 2008

Tesoros




Queridos lulilectores...




Hoy he visto Amélie. Era una película que quería mirar desde hacía tiempo porque tuvo mucha resonancia hace años y yo aún no había tenido ocasión de verla. Pues ahora ha pasado automáticamente a la lista de películas favoritas, de esas que nunca me cansaría de ver por los siglos de los siglos. Hay una frase que se me ha quedado especialmente grabada: "Corren malos tiempos para los soñadores".




Bien, pues Amélie me ha inspirado. Quiero decir: ¿quién no ha imaginado alguna vez con encontrar un pasadizo secreto en su casa o algún tesoro especial que llevaba años oculto y cuando lo descubres decides mantenerlo en secreto? Amélie, por casualidades de la vida, de pronto se topa con una caja de recuerdos tras una losa suelta del baño de su casa. Y esa cajita le cambia la vida. A mí me ha sucedido algo similar.




Nada más terminar los créditos de Amélie, he caído en la cuenta de que yo descubrí también, hacía mucho, cosas de la antigua propietaria de mi casa en mi habitación. Es que yo he tenido dos hogares: el primero (que me vio nacer y acogió mi infancia) fue un piso en el que viví hasta los ocho años, que fue cuando mi padre compró la casa en la que vivo desde entonces. La casa pertenecía a una familia que tenía dos hijos, una chica y un chico. Nunca los conocí, ni tampoco a los padres, porque era muy pequeña y esas cosas las llevaban mis padres, claro. Sólo recuerdo que la primera vez que nos enseñaron la casa por dentro, mi padre me dijo que eligiera una habitación de las dos que había para mi hermana y para mí, porque yo era la mayor.




Una habitación era del chico, estaba pintada en amarillo y tenía una ventana. La otra, con las paredes de rosa chillón, tenía la puerta que daba al balcón. Quizá la mía es un pelín más pequeña, pero el balcón se convirtió en algo indispensable para mí, así que me instalé allí de cabeza. Y hasta hoy.




Pues cuando era más pequeña -no recuerdo qué edad tendría- una vez (y por accidente) descubrí que había cosas de la niña en el hueco del último cajón de mi armario, en el suelo. Creo que fue porque yo andaba buscando un escondite para guardar algo que no quería que mi hermana me cogiera, así que en última instancia se me ocurrió sacar el útimo cajón y, de ese modo, descubrí que allí había un hueco lo suficientemente grande como para ir metiendo cosas. Sin embargo, lo de la niña nunca lo toqué, estaba lleno de polvo y me daba asco meter la mano, porque además el hueco siempre está muy oscuro.




Hoy, después de ver Amélie, en seguida me he acordado de aquella vez y me he ido pitando a mi habitación a sacar del sitio el último cajón del armario para ver qué eran exactamente las cosas que aquella niña, por casualidades de la vida, se dejó olvidadas cuando se mudaron. Y me he sorprendido porque había mucho más de lo que recordaba. Esto son los tesoros que, tras quitarles el polvo concienzudamente, he encontrado en mi antiguo escondite:




-Dos cuadernos de cálculo de parvulario. Uno se llama Cálculo intuitivo, de Pedro Cerdá. Está coloreado y corregido por un profesor o profesora y, ¿sabéis qué fechas tiene? ¡Septiembre del 87! Yo ahí aún no había ni nacido. El otro tiene una cosa asquerosa pegada a la portada, y se titula Matemáticas Colasín, de M. Ferrer, C. Miranda, M.ª C. Pérez y D. Rosillo. No tiene fechas, pero los problemas son del tipo: "Tienes dos canicas y jugando con tu hermano le ganas una. ¿Cuántas canicas tienes ahora?", así que deduzco que deben ser años similares. Por cierto, en ambos pone "Maria José" en la portada, así que ya sé cómo se llamaba la niña. ;)




-Singles. O al menos eso me ha dicho mi madre. Son los CDs de antes, como los LPs esos grandes, pero algo más pequeños, de color negro. Hay seis en total:




*Tanguillo del Golpe/Sevillanas del Susto, de Juan Palacios




*Un ramito de flores, de Topo Gigio




*El Ratón Caramelón, de Monano y su banda (Miliki)




Atchís!, de Monano y su banda (de nuevo Miliki)




*Los payasos de la tele, en concreto Gaby, Fofito y Rody




*Heidi, de Heidi Mattete Goran y Heidi Oshiete (que son las canciones de la serie)




-También había dos perchas y, lo más importante, ¡las cosas que escondí hace no se cuántos años! Me ha hecho mucha ilusión volver a verlas. Se trata de un bolsito que mi abuela me regaló de un viaje que hizo a la India. Es precioso, de color azul satinado (aunque está muy descolorido, lo recordaba más brillante) y dentro hay un montón de cosas bonitas: una bolsita de plástico que contiene botecitos de purpurina de colores (blanca, lila, plateada, roja...), también algo que en su día fue brillo de labios -que está como mohoso pero, aun así, conserva su delicioso olor a ciruela- y tres cajitas de tinta para hacer cuños. Por último, unas gemitas de plástico que brillan mucho y que recuerdo que usaba a veces como collar, porque me gustaba cómo reflejaban la luz que filtraban por las caras.




Me he puesto perdida con la purpurina, y eso que los botes estaban todos cerrados. También había una carpeta con fotos de Harry Potter que me dio por coleccionar cuando sacaron la primera película. La carpeta me trae recuerdos de cuando iba a clases de arpa a Cullera, porque es la que solía usar para guardar las partituras.




Y, al parecer, no soy la única que hoy se ha puesto nostálgica porque mi madre ha descubierto viejas cartas que guardaba de su abuelo (el que fue a la guerra) y que ni siquiera sabía que existían. Me ha dicho: "Ya sé cuándo perdió la pierna exactamente".




En fin, lo que vengo a contar con todo esto es que hay pequeñas cosas que, a veces, dan la sensación de que cuando se cruzan en tu camino te animan a seguir adelante porque te hacen ilusión o te proporcionan pequeñas satisfacciones que llenan mucho más que los grandes acontecimientos. Ahora mismo tengo una sensación de placer y tranquilidad que me encanta, porque he tenido la suerte de encontrar unos tesoros especiales que contienen recuerdos felices, tanto míos como de una mujer llamada Maria José que, cuando fue niña, disfrutaba escuchando cuentos y canciones infantiles (deberíais ver las fundas de los singles, son todo un colorido). Además, el hecho de que esos objetos sean "antiguos" (del 87 tampoco parecerá tanto, pero son más de veinte años ya, al fin y al cabo esas cosas son más viejas que yo) pues eso le otorga más valor aún si cabe.




Como dice la voz en off de la película: "Sólo el descubridor de la tumba de Tutankamón sería capaz de comprender la emoción de Amélie al encontrar la caja de recuerdos". Y en la película, Amélie se propone encontrar al propietario y devolverle la caja, pero yo he optado por conservar y proteger mi tesoro: igual como he sacado las cosas del fondo del armario, las he limpiado, las he ordenado y las he dejado de nuevo donde estaban, eso sí, dentro de una bolsa de plástico para que el polvo no las estropee.




Quién sabe, igual la gente que compró nuestro antiguo piso se encontró con alguna firma mía en la pared o algún juguete que perdimos de pequeñas mi hermana y yo. ¿Les haría la misma ilusión? Seguramente no, porque los adultos son unos aburridos que a veces pierden el norte y que sólo piensan en sus cosas. Allá ellos, porque yo bien que me he emocionado ante mi tesoro, y bien que me he divertido imaginando a la pequeña Maria José cantando con alegría las canciones de Miliki al unísono con el CD, o recordándome a mí misma escondiendo la valiosa purpurina para que mi hermana no me la quitara.




Corren malos tiempos para los soñadores... ¿no habría que ponerle remedio de una vez?




Besazzos,




*Luli*
P.D.: La foto, cómo no, dedicada a la que me ha inspirado hoy.




lunes, 1 de diciembre de 2008

El cuñado



Queridos lulilectores...


Resulta que tengo un cuñado desde el sábado pasado. Lo que es la vida, de un día para otro, tu hermanita la Víbora ("hermanita" entre comillas porque, aunque es más joven, que yo, me saca varios centímetros tanto a lo alto como a lo ancho) se echa un maromo. Primera reacción: pincharla. Segunda reacción: seguir pinchando. Tercera reacción: pincharla aún más. No me canso.


Supongo que se está haciendo mayor. Tiene quince años y, aunque apenas llevan una semanita, lo defiende con uñas y dientes delante del Rey del Mambo, que casi le da un infarto al pobre cuando se enteró. Mi abuela es muy sabia, ya se lo dejó caer a V, le dijo: "Tienes cara d'enamorá", así, textualmente, con ese dulce acento andaluz que ella tiene.


Yo me río un montón porque me lo venía oliendo desde hacía meses (cuando iban "de rollo" y la gente los veía por la calle y me lo comentaban a mí después). Entre eso y cuatro preguntas acertadas, de las que sacan los colores, en seguida me coloqué sobre la pista correcta y me puse a investigar más sobre el chaval en cuestión. Aunque tampoco sé tanto, sólo el nombre (Sujeto J, a partir de ahora "mi cuñadito") y que va a su clase. Es mono, la verdad, creo que hacen buena parejita.


El que no lo ve con tan buenos ojos, evidentemente, es mi padre, que no quiere verlo ni en pintura ("como se acerque a casa lo echo a pedradas"), y además está muy enfadado con mi madre porque ella sí que lo sabía -mi hermana se lo contó- y no le había dicho nada. Ayer se tomó hasta la tensión, y cada vez que sale el tema (es decir, a todo momento porque ha sido el tema de la semana) se ría forzosamente, con cierta histeria.


Yo me lo paso bomba, burlándome tanto de mi hermana como de mi padre, y me he preocupado de que se enteren mis abuelos, lo cual significa que el resto deparientes ya estarán avisados. Mi hermana se pica y se ríe al mismo tiempo, me dice que no voy a conseguir hacerla enfadar pero luego me grita cuando la pincho, o sea que no se aclara ni ella. Se podría decir que en estos momentos se vive un ambiente de efusión-nerviosismo familiar bajo mi techo.


Y, sobre todo, por la novedad porque yo nunca he tenido un novio oficial y, aunque mis padres también han sabido de algunos de mis rolletes (y se cebaron conmigo), yo siempre lo negué y, por suerte, conseguí que no se enterasen de detalles concretos -ya sabéis que para mis asuntos privados soy muy celosa y no me gusta que la gente ande al loro de toda mi vida cuando yo no los he invitado-. Imaginad por un momento que mi padre se entera de la bola que le metí el sábado pasado y le llega a oídos que en realidad me fui a dormir a casa de un amigo... me asesina. ¬¬


En fin, que me lo estoy pasando genial viendo cómo mi hermana la V se las arregla para salir del atolladero porque, al fin y al cabo, yo también tuve que pasar por ahí en algún momento -y fue bastante desagradable, la verdad-. Pero la venganza es un plato que se sirve frío, o al menos eso dicen y, después de todo, son asuntos inocentones que no dañan a nadie.


Mi padre ya va diciendo por ahí que se pensará si mi hermana va al viaje de fin de curso con la escuela porque, "si todavía festean", lo va a tener muy crudo. "¡Y que se queden los dos solos por ahí! ¡Ni pensarlo!". Jaja, veremos esto cómo acaba... os mantendré informados, como siempre. =P



Besazzos,


*Luli*