domingo, 30 de enero de 2011

El fin y mi última despedida

Queridos lulilectores...

Con esta última entrada, la que hace 180, acabo el blog, como ya vaticiné.

Y quiero que sea una entrada de despedida y de agradecimiento a todos vosotros por haberme acompañado durante tanto tiempo en mis andanzas de chiquilla que busca su huequito en el mundo. Me habéis hecho reír, reflexionar, pensar, sentirme rodeada por gente que me escucha y que me habla. Os lo agradezco infinitamente.

Habéis seguido mis trotes y mis botes, mis hazañas y peripecias, ¿qué más puedo pedir? Este adiós me entristece bastante: dejar atrás los comentarios, las entradas, los recuerdos. Todos los secretos que os he confiado, que os he contado sin reparos, y que habéis aceptado como si fueran vuestros. Dejo atrás mi querido loft internetarial.

Solo me queda deciros que:

Me alegro de haber podido contar con un público tan maravilloso como vosotros.

Y, antes de irme, como lo prometido es deuda, os dejaré el enlace a mi nuevo blog, en el que ya he empezado a escribir un poco. Todos estáis invitados a seguir leyéndome desde ese nuevo espacio, donde seguiré plasmando mis cosas personales a partir de ahora. Para los que no queráis, gracias, de nuevo, por haberme seguido hasta aquí en este viaje.

Podéis acceder a L' Escorzzo pinchando en la imagen. Espero veros allí ;)



Y llega el momento, ahora sí, de deciros adiós, queridos lulilectores. Gracias, gracias, gracias.

Eternamente vuestra, con mis mejores deseos y grandes besazzos acompañando mi más sincero adiós:

Luli Manuli.
 =)

lunes, 24 de enero de 2011

Un adiós que no lo es tanto


Queridos lulilectores...

Tristemente, he de anunciar algo. TROTES Y BOTES DE UNA CHICA SINGULAR se acaba. Esto significa que... me marcho.

(Os doy unos segundos para que releáis las primeras frases para asumirlo). Respirad hondo... ¿seguimos?

Bien... en realidad, no sé cómo explicarlo. No ha pasado nada raro: sigo estando anímicamente bien, vuelvo a tener un poco de tiempo libre, nadie me ha descubierto (como la última vez), no se han ido mis ganas de escribir. Entonces... ¿qué narices estás diciendo, Luli? ¿Te vas? ¿Por qué? ¿A dónde?

Pf.. muchas preguntas y pocas respuestas. Solo puedo decir una cosa: intuición. Llega un momento en el que te das cuenta de que las cosas cambian, que deben cambiar para seguir fluyendo. Es lo que me ocurre a mí en estos momentos.  No sé explicarlo, pero siento que ha llegado el momento de ponerle el punto y final a este amado blog.

Quizá porque, tal vez, este blog represente mi adolescencia, y ésta está quedando cada vez más atrás, mientras que yo sigo yendo hacia delante, poco a poco, irrefrenablemente. ¿No os habíais dado cuenta? Traté de hacer algunos cambios en la biácora: cambio de plantilla, de colores, algunas aplicaciones nuevas... Eran indicios que, en realidad, clamaban a voces que necesitaba un cambio. Pero he tardado un poco en darme cuenta de que quien necesitaba ese cambio no era mi blog, sino yo.

No os creáis que ha sido una decisión sencilla de tomar. Llevo meses dándole vueltas al asunto: ¿seguro que me quiero marchar? ¿Abandonar lo que, durante cuatro años, ha sido mi refugio? Tristemente, dolorosamente, he decidido hacerlo, aun a pesar de que dejo a mis espaldas un pequeño mundo que, con tanto esfuerzo y cariño, he conseguido gestar y criar durante bastante tiempo. Mis lulilectores, los comentarios, las entradas, las imágenes, los recuerdos... todo. Decir adiós. Hasta nunca.

Creo que se veía venir desde hace algún tiempo: desde agosto apenas he estado escribiendo, aunque querría haberlo hecho. No sé... las cosas vienen como vienen y, en situaciones de estancamiento, hay que abrirse a nuevas posibilidades, porque aferrarse a algo que ya está obsoleto no es la mejor opción: es contraria al progreso. Y de lo que se trata es de progresar, ¿no? Quizá solo necesite un cambio de aires, renovar mi inspiración, porque estos últimos meses... soy, desde luego, culpable de no haber progresado.

He abierto un nuevo blog, desde el cual seguiré retransmitiendo mis filosofías y mis cosas. Llevo algunas semanas arreglándolo, entre examen y examen. Por eso digo que, aunque se trata de un adiós, en realidad es un adiós parcial: le diré adiós al blog, pero yo, como Luli, solo digo hasta luego.

Os dejo ahora, pero volveré con una última entrada, para daros la URL por si alguna vez queréis pasaros a saludar. Espero no haberos defraudado demasiado y, sobre todo, que durante todo este tiempo no hayáis dejado de disfrutar conmigo; solo con eso, me siento realizada.

Grandes besazzos,

*Luli*

sábado, 1 de enero de 2011

Y feliz año nuevo



Queridos lulilectores...

¡¡¡Feliz 2011!!! Espero que este año nuevo os traiga muchas alegrías, mucha felicidad y muchas ilusiones, y que lo mejor del año pasado sea lo peor de este que viene ahora. Por mi parte, me comprometo a seguir actualizando este blog, aunque la frecuencia no sea óptima, pero como en mi vida siempre pasan cosas y me gusta escribir, creo que Luli puede seguir dando guerra durante un tiempo. Muchas gracias por continuar leyéndome durante todo este tiempo y por ser mis confidentes.

Os quiere,

*Luli*

domingo, 26 de diciembre de 2010

Feliz Navidad!

Queridos lulilectores...

¡¡¡Feliz Navidad!!!

Espero que hayáis pasado unas buenas fiestas (y que disfrutéis de las vacaciones hasta Reyes), repletas de comida, alegría y buena compañía.

Os quiere,

*Luli*

martes, 21 de diciembre de 2010

Guantes peludos, mujeres lentas y el chico vampiro





Queridos lulilectores...

Vaya un título más singular, ¿no? Es un cúmulo de cosas que me han estado pasando últimamente.

Lo de los guantes peludos ha sido esta mañana: he salido a hacer las compras navideñas, a última hora, como siempre (hay una tradición que mantener), y resulta que me he puesto por primera vez unos guantes que me compré hace siglos, pero que todavía no había estrenado. Es que esos guantes, a pesar de que son muy calentitos, tienen un ENORME problema: que son DEMASIADO peludos, y es que, en serio, solo con mirarlos ya sueltan esa horrenda pelusilla blancuzca que después se queda pegada en todas las chaquetas, que parece que vivas con ocho gatos.

La mañana de compras hubiera transcurrido con bastante agilidad de no haber sido por el contratiempo de las mujeres lentas (segundo apartado del titular), que, no sé por qué, siempre vienen a mí como moscas a la miel. Mira que hay cantidad de viandantes por las calles, y multitud de personas que te rodean mientras paseas por el centro de una ciudad como es Valencia. Bien, pues TODAS las señoras mayores de quinientos años que hoy han salido a la calle a tomar el fresco se han pasado la mañana rodeándome. Porque, ahora en serio, ¿acaso hay algo más divertido que bloquear el paso a una estresada Luli en una húmeda mañana de diciembre? Por culpa de incalculables nonagenarias he tenido que esperar todos los semáforos en rojo, cuando a una velocidad normal (normal es a menos de ocho minutos por paso) hubiera realizado todos los encargos en menos de una hora. En fin, no vale la pena mosquearse a estas alturas de la vida (las doce de la noche), porque es Navidad y tenemos que ser generosos con nuestros congéneres, aunque sean SEÑORAS QUE TENDRIAN QUE ESTAR EN EL BINGO Y NO BLOQUEANDO EL PASO A LOS DEMAS CUANDO TIENEN TODA LA CALLE LIBRE PARA PASAR.

No lo pienses, Luli, no lo pienses.

Para cambiar de tema, y pasando al último punto de hoy... ¿quién es el chico vampiro? Pues no lo sé, pero constato (de nuevo) que siempre me estoy encontrando con gente interesante por ahí. Al chico vampiro solo lo he visto dos veces por Valencia, pero eso ya es decir, porque con la de gente que hay por ahí, es muy extraño ver caras repetidas en el ámbito que sale de tu rutina cotidiana. Y, por si eso no fuera ya bastante casualidad, también le vi las dos veces en la misma semana, lo cual debe ser una señal de algo, por eso lo comento, para que después no se me olvide (¿por cierto, os conté lo de que este año tengo a un pelirrojo en mi clase que se apellidaba igual que el pelirrojo del tren? Tengo que revisarlo).

En fin, al grano que se me va el santo al cielo. Resulta que la semana pasada iba yo tan tranquila en mi autobús hacia clase, cuando me empiezo a fijar en un muchacho que, aunque no es guapo del todo, me llama extraordinariamente la atención. Iba vestido de forma muy elegante: no con el típico traje de chaqueta, sino con unos vaqueros ajustados, zapatos brillantes, una camisa ceñida por un chaleco satinado y una corbata. Iba súper concentrado leyendo un libro (puntos a favor), aunque no le terminaba de ver la cara en ningún momento, porque tenía el pelo larguito así por los hombros y muy rizado. Me pasé el viaje observándole de reojo, y digo que se me antojó un vampiro por lo blanco que era de piel, y por su estatura larga y escuálida. Se bajó unas cuantas paradas antes que yo.

No volví a pensar en él, pero dos o tres días después me lo volví a cruzar en la estación de tren, cuando yo iba para casa. Esta vez le vi con gafas a lo retro, y me lo crucé directamente: el mismo ¿uniforme? de camisa, chaleco y vaqueros, y la misma cara de vampiro. Ahí sí que me quedé un rato pensando en él, notablemente sorprendida, y lo primero que pensé fue que os lo iba a contar a vosotros, ya que sois los depositarios de mis paranoias mentales más profundas...

Y esto es lo más interesante que me ha estado sucediendo en los últimos días, bueno, esto y que asistí a una tutoría con el don profesor Sujeto G, al que le mandé en un arrebato de tontería una nota navideña en mi primer año de universidad. No me preguntó el nombre, solo mi ciudad de procedencia, y yo di gracias al cielo porque si se acordara a mí me daría un patatús (o dos). Aunque, ahora que lo pienso bien (y después de haber tenido la oportunidad de conocerle -ha sido, con diferencia EL MEJOR profesor que he conocido en la facultad-) prefiero habérselo mandado a él que a otro, porque hubiera podido ser mucho, muchísimo peor. Es muy simpático, ocurrente y gracioso, así que quizá en aquel momento se lo tomó con humor, no lo sabría decir.

OH, DIOS

En qué de marrones tontos me meto siempre sin necesidad alguna. En fin, lo voy a dejar aquí por hoy porque es tarde. Pero tengo una buena noticia (por lo menos de momento): cuando pasen Navidades y haya hecho mis exámenes de enero, dejaré atrás toda la locura bloguera que me ha acosado durante este cuatrimestre, así que es muy probable que vuelva a escribir con mayor asiduidad, por si aún le interesan a alguien mis andanzas. Pero no prometo nada, que después me tengo que morder la lengua ;)



Besazzos,



*Luli*