martes, 16 de octubre de 2007

Salida de Arrogancia / MAYO


Hola, muy buenas.
Acabo de romper una puerta. Mejor dicho, mi puerta. ¿El por qué? Una tremenda pelea con mi hermana. Somos absolutamente incompatibles. Me paso la vida discutiendo con ella y, en serio, se me hace de lo más insoportable. Además, cuando llegue mi padre voy a cargármela, seguro que me castiga y/o me grita. Pegarme no, porque ya no estoy en la edad.

Sin embargo, todo esto son consecuencias de mi mal día, porque me he levantado con el pie izquierdo. Bueno, no sé si el izquierdo, pero desde luego ha sido malo, malo, malo. He empezado ya de buena mañana a enfadarme, otra vez con mi hermana porque me ha hecho la pasadita esa suya que tanto me fastidia: entrar en el baño justo cuando yo me levanto. Sí, tiene bemoles la cosa porque reulta que se despierta todos los días a las siete menos diez, y se queda acostada en la cama hasta que yo, que soy una maniática de la puntualidad, me levanto a las siete y veinte EN PUNTO. Entonces, para evitar que yo entre primero al baño, se pega la gran carrera y se cuela justo antes de mí, cerrándome la puerta en las narices. Le digo: "date prisa", y desde dentro me contesta "no", encerrándose con pestillo. Vale, no pasa nada, me jorobo pero hago la cama y la mochila para ir avanzando. A las ocho menos veinte sale, yo atacada, y me mira con satisfacción. Ahí es cuando yo he estallado, porque no tengo paciencia y a mi carácter, ya de por sí agrio, que lo provoquen así de buena mañana pues como que no le sienta muy bien a nadie. He llegado hoy tarde al instituto por culpa de mi hermana, y me he ido gruñendo y resentida. Y eso que me había despertado feliz.

Después, otra bronca, a mediodía, justamente porque mi hermana, la V (de víbora) ha sacado el tema del bañito. Mi padre riñéndome hasta desgañitarse, y mi madre dándole todo el tiempo la razón. Resultado, otra sonrisita burlona por parte de "ésa". Y yo, con una rabia... un malestar...

Soy de naturaleza orgullosa, y sé que, aunque para muchos es una virtud, para mí es un defecto, porque mi orgullo a veces me impide pensar con claridad, cuando me enfado me exalto en seguida y mi ira aflora con rapidez. Después me cuesta calmarme, y sólo pido perdón cuando me obligan. Y mi rencor... yo soy de las de "perdono pero no olvido", vamos, toda una cualidad positiva. Y mira que intento tranquilizarme... nada, no hay manera, a veces mi genio se apodera de mí y soy intratable. Ahora, eso sí, cuando lo domino yo soy buena persona, no os creáis que sólo soy un hatajo de sentimientos pésimos.

Vamos, es más, ahora me siento culpable. Sí, culpable por mi amiga Sujeto P, porque hoy, hablando claro, me he pasado de lista. Ha venido a mi casa a ver una película, y la idea era mirarla en inglés para practicar, ya que vamos a hacer ambas un examen oficial este año, y como yo he visto esa película muchas veces y ella ninguna, pues iba de sabihonda. A cada poco la paraba para explicarle de qué iba, y cuando ya llevaba cuatro o cinco interrupciones me he dado cuenta hasta yo de que estaba resultando pesada y algo creidilla, pero... ¿nunca os ha pasado que, aunque sabéis que os estáis pasando de la raya, no quereis (o no podéis) parar? Pues era algo así lo que me ha sucedido esta tarde. Seguro que se habrá llevado una impresión...

Lo genial de este asunto es que mi madre y mi hermana han venido cuando faltaban pocos minutos para el final, y se han puesto también a mirar la película. Cuando yo he hecho ademán de ir a poner el "pause" otra vez, mi madre me ha dicho que lo dejara, pero yo estaba tan obsesionada en que mi amiga pillara el sentido de la peli, que le he soltado "Mamá, que ella no se entera". Mi madre ha querido disimular mi metedura de pata (hasta el fondo) diciendo que, por supuesto, que qué cosas tengo, que claro que lo entiende, y en una de esas me ha llamado indirectamente "revienta-finales". Vamos, yo, que no estaba calentita ni nada del incidente de mediodía, he empezado a encenderme, y me he puesto respondona con ella o, según palabras textuales, "ponerme chula". Total, que al final me he llevado un tortazo en la barriga delante de Sujeto P, y, aunque me he sentido un poco avergonzada (normal), lo que principalmente me ha invadido ha sido la risa tonta, así que mientras mi amiga se iba y mi madre me reñía no he podido dejar de burlarme en sus narices. Claro, mi madre, como no sabe hacer nada por sí misma (en otras palabras, ya no me controla como le gustaría) se lo ha contado todo a mi padre, con la tercera bronca del día como consecuencia.

Ahora mismo estoy enfadada, pero en el fondo me siento mal por Sujeto P, que, según mi madre, se habrá sentido "humillada" cuando he sido tan despectiva con ella. No debería haberlo hecho, pero ha sido, reitero, una sensación de "no he podido evitarlo", algo sobrehumano que te atrapa y te hace borde y, hasta que no lo has empastrado todo, no te das cuenta de lo que has hecho, o no te sientes mal por ello.

Bueno, mi único consuelo ahora es la frase "Errar es humano", así que me voy a aferrar a ella, voy a cenar, voy a ducharme y voy a tratar de arreglar la puerta.

Besazzos,

Luli.

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