martes, 16 de octubre de 2007

Un poco más vieja que ayer / ABRIL


Hola a todo el mundo.



Ayer fue mi cumpleaños. Hm... suena extraño. Puede decirse de muchas maneras, como por ejemplo: ¡yupi, ayer fue mi cumpleaños! O bien, oh, no, ayer fue mi cumpleaños. Pero yo simplemente digo que ayer fue mi cumpleaños, así, en frase enunciativa, sin enfatizar.



Esto me da para pensar. Me da para pensar que, de nuevo, otro año ha pasado por mi vida, se me ha escurrido de las manos y nunca más lo recuperaré. Y todo eso en un abrir y cerrar de ojos. Porque todavía me acuerdo perfectamente del cumpleaños que tuve el año pasado. ¡Y no puedo creer que hayan transcurrido 365 días! Es que, cuanto más lo pienso, más imposible me parece. ¡Si sigo siendo la misma!



En seguida me viene a la cabeza la imagen de mi amiga y compañera de clase Sujeto M (evitemos nombres). Es repetidora, y nos contó que se deprime un montón cada vez que se acerca su cumple, que incluso se puso a llorar el año pasado, de bajón. Sí, porque piensa: joé... otro año más vieja. Eso puede que lo piense una mujer de cincuenta años, pero... ¿dónde se ha visto que una chica de dieciocho años se mosquee así por crecer? Y digo crecer porque, con dieciocho años, no se envejece, no, todavía se crece. Bueno, pues yo lo he visto. Y cuanto más lo pienso, más pesimista me hago.



Tú piensa: después de los 17 (que son los que he cumplido yo), van los 18. Eso significa que eres mayor de edad y tienes que empezar a espabilarte, si no lo has hecho ya. Después la facultad, cinco años de carrera y acto seguido... ¡puf! ya estás currando. Luego el piso -eso es lo peor-, te independizas, encuentras al chico de tu vida, te casas, tienes hijos (sí, amigas, la mayoría acaban así) y... aún no te has dado cuenta, pero... ¡ya eres abuela, guapa, abre los ojos! ¿Y luego? Fácil: jubilación y... esperar el día de tu juicio final. Y se acabó todo. ¿Cuándo viajas por el mundo? ¿Cuándo participas en todas esas obras caritativas para el Tercer Mundo? ¿Cuándo...?

En un abrir y cerrar de ojos se acabó tu existencia. Y ya no volverás nunca.



Bueno, es muy posible que muchas de vosotras estéis poniendo cara de O_O (= a: joé, cómo se ralla ésta el día de después de su cumpleaños, ni que se fuera a morir mañana), pero es que una no puede evitar pensar ya un poco más críticamente. Que el cumple hasta ahora siempre ha sido: regalos, fiestas, amigos y familia, y mucho jijijí y jajajá, y mucha alegría y mucha party. Vamos, estupendísimo de la muerte. Pero cuantos más cumples, menos vives. Siento ser tan negativa, pero es así. Supongo que se habrán inventado eso de las fiestas de cumpleaños para distraer a los niños y a las personas en general porque, en el fondo, cumplir años no mola. Lo que pasa es que nos pensamos que sí que mola porque lo celebramos. Y así se crea un círculo.



Mi madre lleva ya mucho tiempo dándose cuenta de esto. Hace ya tres o cuatro años (desde que cumplió los cuarenta, imagino) que siempre cumple 39. Y antes de esto no os penséis que tenía 38, no, porque tenía 29. Y por eso ya no sé cuántos años tiene. Yo a lo mejor hago lo mismo. Cuando llegue a 20 diré que tengo 19, así hasta los 30, que será cuando cumpla los 29. Me parece un buen sistema. Parece que vivas más.



¡Ay, qué obsesión con la muerte! Si el cumple es para estar feliz, ¿no? A mí mal, lo que se dice mal, no me fue ayer. Recibí muuuuuuuchas felicitaciones de todos mis amigos, mis regalos y mi dinero, o sea, que fue un buen día, pero, aun así... ¡No quiero crecer! ¡No quiero ser vieja y fea, y tener arrugas y mala leche! Soy una chica con el Síndrome de Peter Pan, porque este chaval era muy listo: donde mejor se está es en casita con mamá y papá, y cuando mejor se está es durante la infancia. O la juventud, que tampoco está mal. Si es que mi amiga Sujeto M tiene razón: la vida es un asco y, al final, te mueres.



Hm... cuánta melancolía, ¿no? Quizá es porque hoy llueve. O quizá porque mañana tengo comida familiar de las buenas (esas que asustan), o porque estoy sola en casa o, simplemente... porque ayer fue mi cumpleaños.



Besazzos,



Luli.

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