miércoles, 29 de octubre de 2008

Invierno








Queridos lulilectores...

Hoy para mí ha empezado el invierno. Me he despertado como cualquier otro día y me he puesto una sudadera por encima de la camiseta de manga larga. Como ayer no hizo demasiado frío, he decidido no coger chaqueta y... me he arrepentido unas cuantas veces a lo largo del día.

No sé si alguna vez he comentado que el invierno es -después de la primavera- mi estación favorita. El calor del verano me atormenta, soy persona de hielo, jeje -en algo se tenía que notar que por mis venas corre sangre nórdica*-. El otoño, con sus lluvias, sus vientos... me parece en cierto modo reconfortante, y la primavera es mi estación favorita porque nací en abril (es la razón principal, aunque hay más).

En cambio el invierno... tiene algo que me atrapa. Me encanta el frío, me hace sentir viva, despierta (y eso que soy muy friolera). Es una estación mágica, silenciosa, cálida (pensad en las sopas, pucheros, mantas, tés, calefacciones, chimeneas...).

Para mí pocas cosas del año son tan especiales como el primer paseo verdaderamente "otoño-invernal" con mi perra. Hoy se ha presentado la ocasión. A las seis y veinte, en pleno ocaso, he salido de casa con el abrigo gordo echado por encima de la sudadera y con las manos en los bolsillos, escuchando música y andando sin prisa por una tranquila calle que, si tienes suerte, no está infestada de yankis porreros. Hoy, gracias a la providencia de mis numerosas deidades (ya os las sabéis, ¿no? Dios, Buda, Alá, Yahvë, Zeus, Ra, Brad Pitt...) la calle estaba deliciosamente desierta y nadie me ha interrumpido en mis minutos de saboreo estacional.

Los paseos invernales con mi perra me apasionan: voy embutida cual cebolla en mis miles de capas de ropa y me paseo por el pueblo anónimamente, con las manos enguantadas y las mejillas rojas, mientras las nubes blancas destacan en un cielo cada vez más añil y menos celeste, y el sonido de los coches y la gente se mezcla en mi cabeza para dar paso a un ligero murmullo acompañado de las canciones de mis cascos. Echo vaho por la boca y veo a la gente pasar con prisas por mi lado: mujeres que se llevan a los niños a rastras del parque para bañarlos y acostarlos, chavales que acaban sus clases particulares de inglés o de matemáticas y se van a casa hablando de los exámenes, hombres que bajan de sus coches recién estacionados hablando por teléfono para subir a sus casas y cenar delante del partido, ancianos que, como yo, sólo disfrutan del frescor y se cubren sus cabezas con boinas de felpa...

Todo me recuerda a mí misma cuando era más pequeña, me vienen imágenes de tardes frías estudiando o haciendo deberes, charlando con mis amigas, jugando en el patio del colegio a recoger las hojas más amarillas, sudando después de una infantil carrera, con la cara encendida pero con una sonrisa en la cara, o simplemente mirando la televisión con una taza de té humeante entre las manos y envuelta en una manta...

El invierno para mí representa muchas cosas, es extraordinariamente nostálgico. He estado bastantes inviernos -sobre todo en Navidades- en Hamburgo y allí es espectacular. La nieve lo envuelve todo bajo un manto de silencio que la gente no osa quebrar, como si ese silencio fuera de cristal, transparente pero nítido, sólido. Un silencio que se forma al ver caer la nieve a través de la ventana, descalza sobre la alfombra, o bajo un paraguas en el porche, aunque roto poco después cuando mi padre nos animaba a correr sin zapatos por la reciente nevada, o a la mañana siguiente, cuando en el jardín hacíamos el muñeco de rigor.

Pasear por las calles de Hamburgo rodeado de luces, de gente elegante comprando regalos o sólo disfrutando de su tiempo libre, comer los dulces típicos de allí (mmmmmmmmmmm *¬* Berliner, los llaman), cenando un pedazo de carne a la parrilla en casa de mi abuela...

O una tarde por Valencia con mi familia, de compras, probándome jerséys lanudos y admirando las botas, abrigos, bufandas y gorros de los escaparates, merendar algo caliente y delicado...



En fin... a pesar de que me gusta España, con su mar, su sol y su playa... el invierno merece un puesto de honor en mi vida, especialmente porque va acompañado del gran evento de las Navidades... evento del que hablaré en otra ocasión, que se me va el santo al cielo ;)


Besazzos,


*Luli*



*Véase: Cuando tus padres se emborrachan.

8 comentarios:

Luli dijo...

Comentario a mí misma para constatar que funciona el cacharro de verificación de la palabra.

¡Constatado!

PriNcEss De La MoRt dijo...

que a mi no me gusta tanto el invierno. tuve un largo romance con el y fue muy tortuoso me entran millones de alergias y soy propensa a la hipotermia. pero tu lo describes maravillosamente y nadie niega q sin sus efectos secundarios el invierno es lindo.
un beso
te espero en mi blog =)

Eva dijo...

Sí, Santander es bastante gris.
Pero como muy bien dices en la entrada el frío te hace sentir viva.
Supongo que la ciudad que nos ha enseñado todo siempre queda en nuestro corazón.
Gracias por pasarte!
Un beso Luli.

Luli dijo...

Hola! Qué ilu, comentarios ^^

Muchas gracias a las dos por las molestias.

*Princess Hipotermia... hm, mal rollo, la verdad. ¡Pero piensa en las Navidades! Adornan bastante a mi adorado invierno. ;)

*Ojos Como ya dije antes... hay algo del norte que me atrae. Nunca olvidaré Santander y Oviedo, tenían un no se qué mágico.

Besazzos!!

Teresa dijo...

¡Saludos Luli!

Aquí estoy comentándote en la Universidad con mi TIU conectada jejeje

En primer lugar, decirte que el mal humor ya se ha ido un poco lejos... son épocas de transición xD
Es como cuando ves a un funcionario y, sean cuales sean las circunstancias, siempre está de mal humor; es lo que yo llamo "la regla perpetua".

Ah! Gracias por lo de las gafas. Te explico lo de "la rubia de rosa": llevaba una camiseta rosa. Supongo que el jaleo, los pesaos' y el mal humor entran dentro de la "amarga realidad"; me servirá para adquirir paciencia y afianzar mi ética profesional :D

Y ya, por último, comentar tu entrada. Estoy de acuerdo con que el invierno es especial (sobre todo la Navidad). A mi nadie me quita mis momentos de la infancia viendo con mi familia "La gran familia" (valga la redundancia) con las piernas calentitas bajo el mantel de la mesa redonda. Eso sí, yo soy de sol. Esto del frío húmedo que se te mete en los huesos... llevo más capas que una cebolla y sigo teniendo frío... excepto cuando entro a clase y me tengo que ir quitando capas... eso también me pone de mal humor jejeje

Nos vemos querida Luli.

Luli dijo...

¡¡¡El mantel de la mesa redonda!!!

Estuve pensando en ponerlo, pero al final lo omití porque ya me pareció demasiado... snif, qué tiempos.

Asi_soy_yo dijo...

me encanta el invierno, sentir el frio en la nariz cuando camino, pasear por el centro en navidad con toda la decoracion en las tiendas y en las calles oliendo a castañas, las comidas y cenas con esa familia solo vista en ocasiones especiales,la ilusion con la que esperaba la llegada de los reyes magos cuando era pequeña y la alegria al encontrar todo lo que habia pedido y mas...si el invierno tambien es mi estacion favorita:)
y si no fuera por la alergia me encantaria la primavera que me vio nacer (tambien soy de abril) y ademas por esas fechas es la feria:P

Un saludo,un apreton de manos,un beso y un abrazo...coje lo que quieras;)

Luli dijo...

¡gracias por tu visita, nika!

La verdad... prefiero no elegir. ¡¡¡Me quedo con todo!!! =)


Besazzos