sábado, 11 de octubre de 2008

El corte



Queridos lulilectores...

Qué susto me acabo de dar yo sola. ¬¬

Resulta que estaba yo, tan campante, arreglando la cocina para darles mañana una alegría a mis padres cuando vuelvan de Pamplona y de repente... ¡cataplaf! Va el vaso que estaba fregando y me explota en la mano.

Primer pensamiento: "Vale, a ver dónde me he cortado"

Segundo pensamiento: "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ostiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!! No pierdas la calma... tranquila... Mente fría y échale agua, mucha agua" -no sé por qué, pero el agua tiene un efecto placebo impresionante, a mí siempre me funciona, pero creo que nos pasa a todos.

Tercer pensamiento: "¡Qué coño calma! ¡Alerta Roja, Alerta Roja! ¡Socorrooooooo!"

Dioss, lulilectores, no os lo podéis ni imaginar, la de sangre que puede salir de un cortecito en el dedo corazón de la mano izquierda. ¡A litros por segundo, oye! ¡Y venga a brotar...! Yo al principio he aguantado como una chula, todo sea dicho: mi primera reacción -después de ponerme blanca- ha sido abrir el grifo de la pica a tope y no mover el dedo de debajo, mientras con la otra mano trataba de obligar a mis temblorosos dedos a que marcaran el número del móvil de mi madre, para que mis padres me aconsejaran/barra/consolaran. Asimismo, mi voz chillaba incansablemente a mi hermana, que se estaba duchando en el piso superior:

-¡¡¡¡SUJETO UVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!! ¡¡¡AYUDAAAAAAAAAAA!!! ¡¡¡POR FAVOOOOOR!!!

Para que luego digan de que eso de que las mujeres podemos hacer varias cosas a la vez es un tópico (*Luli lanza una mirada feminista*). En fin, volvamos a la acción:

Mi hermana (empedernida Sujeto V) pasaba de mis alaridos de auxilio como pasa de mí habitualmente, cosa que en ese momento me indignó una barbaridad, porque yo la oía cómo paraba la radio para escucharme y, luego, ¡la volvía a poner a tope!

-La madre que te... -yo, gruñendo.

Encima -encima-, para darle más emoción a la ya de por sí dramática escena, mis padres no me cogían el teléfono. A la tercera vez que les llamaba, sin querer, mi vista se desvió hacia mi mano y... MAL MAREO ME HA ENTRADO.

Parecía como si hubiera asesinado a alguien, en serio, toda la cocina ensangrentada, el suelo manchado, el agua que se acumulaba en los vasos roja... en ese momento se me ha nublado la visión y me he tenido que marchar corriendo al sofá para no caerme al suelo, con el teléfono en la mano y pensando a quién llamar:

-A una ambulancia... no que no me sé el número; a mis abuelos... ni de coña, se me mueren del susto; a mis padres... ¡ah, no, que no me lo cogen!; SUJETO UVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!! AYUDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!! BAJAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!! POR FAVOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOR!!!!!!!!!!! ESTA VEZ VA EN SERIO!!! ME HE CORTADO!!!

Me tumbo en el sofá y mi cabeza empieza a dar vueltas. Consigo tranquilizarme durante una milésima de segundo, pero el pánico vuelve a cundir cuando descubro que el paño que me taponaba la herida filtra sangre a chorrros, manchandome la otra mano, la ropa y el propio sofá. ¡Un paño de cocina, que se podía escurrir y todo de lo ensangrentado que estaba!

Mi perra, acojonada; yo, mareada; mis padres, ausentes; mi hermana... ¿mi hermana?

-¿Luli? -oigo como un lejano eco- ¿Se puede saber qué te pasa?

-¡Que me he cortado! ¿Qué hago?

En ese momento suena el teléfono.

-¿Qué pasa? -¡nunca me había alegrado tanto de oír al RDM por la otra línea!

-¡Papá! ¡Papá, que me he cortado! ¡No para de salirme sangre del dedo, no sé qué hacer!

-Tranquila, tranquila, no pasa nada. Ponte mucha agua y vete al ambulatorio. Si ves que no puedes, llama al tío -tengo un tío ATS.

La verdad, se ha portado bien, me ha calmado bastante, porque en ese instante estaba súper desorientada y, la verdad, preocupada.

Cuando cuelgo, me baja mi hermana corriendo, con cara de estar asustada. ¡Ajá! Has pasado de mí y ahora te sientes culpable, ¿eh?

-¡Que me he cortado! -digo pensando que me abrazará para reconfortarme.

-¡El sofá! -me grita- ¡Has manchado el sofá!

¡LA TÍA! No se le ocurre otra cosa que venir volando con un trapito húmedo para limpiar las gotas de sangre. Una vez acabada la operación, se digna en mirarme.

-¡Pues vete al médico!

-¡Me he mareado! -la miro bastante furibunda.

-Te acompaño, espera que me cambie.

Resumiendo, que era mucho más importante elegir su modelito del Saturday Night que darse prisa, por lo que la he dejado en su dilema de prendas y me he largado yo sola a urgencias.

Una vez allí, después de siglos de espera, hemos pasado mi trapo ensagrentado y yo a la consulta -un señor mayor que había en la sal de espera habrá pensado que alguien me ha amputado la mano o algo, porque me miraba con una cara, el pobre... -, donde unos antipáticos doctores me han atendido.

Desde aquí quiero reivindicar el derecho de los pacientes a la amabilidad del enfermo, por Buda, que casi me muero del asco allí dentro, rodeada de doctores y enfermeras amargados por tener que pringar en sábado, en vez de irse de marcha.

Han estado SIGLOS rellenando la ficha (y eso que eran cuatro), no paraban de enredar, entrando, saliendo, haciendo preguntas idiotas (en plan, mi nombre, teniendo delante el SIP), vamos... Todo eso ¿para qué? Para que dediquen un minuto de reloj "al corte de la chica esta", que ni siquiera lo han limpiado; sólo me han puesto UNA TIRITA y una finísima venda.

¡Oigan, señores, que eso también lo sé hacer yo!

-Pasado mañana te quitas la tirita y lo dejas secar al aire, ponle sólo Betadine. Ah, e intenta mojar la mano lo menos posible. Para ducharte te pones un guante.

En fin... lo único que me ha tranquilizado es que me han recetado un antibiótico, porque si no sólo puedo decir que... ¡Menudo sistema sanitario que tenemos en España! -al menos en mi pueblo. Los tipos esos eran más secos que el Sáhara en agosto, en serio.

Vamos, que me he vuelto a casa con todos los antibióticos envueltos en un pañuelo -sí, como lo oís; no he tenido que ir a la Farmacia, me los han proporcionado ellos, lo cual, por otra parte, es una lástima, porque el farmacéutico jovencito de delante de mi casa es monísimo -aunque esté casado-. Y cuando he llegado -de camino hablaba con mis padres por teléfono- me encuentro con la casa vacía porque mi hermana se había ido ya "al Ibis", tsé.

Bueno, pienso yo, toda ingenua, al menos habrá tenido la decencia de limpiar un poco los cristales, la sengre, y eso, para ahorrarme molestias.

¡JA! Toda seca estaba ya, la sangre, pegada en el suelo, con lo que cuesta de limpiar.

En fin... una batallita más para contar, porque ahora estoy mejor, ya no me duele, pero me tendré que poner a hacer la cena, qué remedio. En principio ha sido sólo el susto pero... figúrate tú que se me llega a clavar un cristal por el dedito (que no sería la primera vez que me sucede o algo por el estilo... argh, no quiero ni pensarlo.

Lo único positivo del asunto es que he constatado que el rojo -junto con el verde esmeralda- sigue siendo mi color favorito, tan brillante, tan llamativo... la sangre tenía una tonalidad preciosa (lo sé, no es normal alabar tu sangre después de lo que me ha pasado, aún me estoy recuperando, entendedme).

Y mi conclusión es la siguiente...

LIMPIAR NO SIRVE PARA NADA, SÓLO PROPORCIONA DISGUSTOS.

¬¬

Besazzos,


*Luli*


P.D.: Perdón por los errores, pero es que he escrito esto apresuradamente.

6 comentarios:

Joseph Seewool dijo...

Aquí te pongo el enlace de un post de un amigo bloguero que también se ha cortado el dedito muy recientemente.
http://elarrecifedericardo.blogspot.com/2008/10/dos-formas-de-contar-una-misma-cosa_10.html
Pero qué pasa que a todos os da por cortaros el dedo?
Un besito en ese dedito. Y ten cuidado, eh?

Luli dijo...

Gracias por el enlace, ya lo he visitado y es una cosa parecida a la mía, sep, debe ser el destino.

Por otra parte... sí, después de un nolotil y el antibiótico de turno, la cosa parece mejorar, aunque aún me da algún que otro pinchazo.

Besazzos, Joseph!!!

Teresa dijo...

Ai mare!

Si lo peor de eso es el susto... pero has tenido suerte, ni has necesitado puntos.

Y lo del Sistema sanitario... a veces nos quejamos de vicio (yo incluída) porque esto comparado con otros países es el paraíso sanitario pero muchos han olvidado eso de "el trato con el paciente". Hay veces que dan ganas de pegarle una buena colleja a más de uno.

¡Besos! (Y que no haya más sustos)

Demabloggo dijo...

Veo que no soy el único aprensivo de la blogosfera... ánimos y recupérate!

Unknown dijo...

Jé, jé, anda que no tenemos peligro, creo que la hermandad de Donantes de Sangre esta pensando en denunciarnos por despilfarradores.

Un beso, me he reido un montón.

Luli dijo...

Gracias, gracias, muchas gracias por vuestro apoyo, me siento mejor, jeje.

Ahora el dedo ya está casi bien, si no te fijas el corte ni se ve, pero sigo curándomelo con Betadine.

Por cierto, quiero hacer una pequeña aclaración de la entrada: para los que no lo sepáis, ERDM es mi padre, y esas letras son la abreviatura del mote cariñoso que le pongo en mi blog: El Rey del Mambo.

Que, por cierto, cuando volvió de su viajecito y me vio el corte sólo dijo:

-Antibióticos no, eso es matar mosquitos a cañonazos. A partir de ahora tiritas y aire libre, ya verás cómo cura.

Qué gran experto, él. ¡Y eso que no es médico!

¬¬


Besazzos!