sábado, 25 de octubre de 2008

Los bogavantes



Queridos lulilectores...


Estoy muy triste. Hoy vienen invitados a comer y mi madre va a preparar arroz con bogavante. Normalmente, es una comida que me gusta mucho, pero hoy creo que no la disfrutaré como de costumbre.


La razón es que mis padres han comprado dos o tres bogavantes VIVOS y ya llevan desde ayer en la nevera. Pobrecitos, no pude evitarlo y me eché a llorar. Me dan una lástima increíble, ahí, en el frigorífico, muriéndose de frío y tratando de sobrevivir... pero aún me entra más angustia de pensar en que después mi padre los matará (encima se jacta burlonamente de ello -se ha autodenominado "asesino de bogavantes"-) y los meterán a hervir en una olla de barro.


Ellos no han hecho nada, sólo crecer fuertes y sanos, y como recompensa tienen que estar en la helada nevera, sobreviviendo, y luego hervir en la olla. Es lo más inhumano que se me ha cruzado en mucho tiempo.


Una vez me pasó lo mismo con un trozo de carne que íbamos a cocinar por navidades. Al principio me pareció muy bien, pero entonces cayó en mis manos una foto de un feliz cerdito, alegre en un prado... y tampoco pude contener las lágrimas. Traté de hacerme vegetariana durante un tiempo, pero no lo conseguí porque no soporto la verdura y la carne, qué se le va a hacer, me gusta. Pero lo que quiero decir con esto es que... no es lo mismo si conoces al animal en persona.


Les he recriminado a mis padres que compraran a los bogavantes vivos de la pescadería, porque odio que los tengan que matar bajo mi propio techo. ¿No podrían haberlos comprado muertos ya? El trauma habría sido mucho menor. "Eso es muestra de que están frescos", ha contestado con una mueca ERDM.


Y mi hermana burlándose cruelmente, sacando el pobre bogavante de la nevera y haciéndolo volar por los aires, y él moviendo las patas y los bigotes, y también los ojitos. Casi me desmayo del horror. Con esto no quiere decir que yo sea una amante/protectora de los bogavantes o de los animales en general -que también-, sino que censuro firmemente su tortura. A ver, en vez de tener a los pobres bogavantes día y medio en la nevera, que sufren, mátalos de un golpe seco para no causarles dolor, ¿no?


El abandono/maltrato de los animales es una de las cosas que menos soporto en este horroroso mundo, lulilectores, me entra un pesar enorme que me oprime por dentro y en seguida me pongo triste. Como cuando veo un perrito vagabundeando por las calles, rebuscando comida por las esquinas, o una vez que vi a unos de la Perrera tratando de cazar a un preciosísimo pastor alemán, crecido ya. Como propietaria de una perra, supongo que me cala bastante más hondo que a otras personas, pero desde mi humilde blog quiero defender sus derechos y los de todos los demás animalitos de este mundo, que no tienen la culpa de nuestra imbecilidad.


En fin... cuando llegue el momento de matar a los bogavantes pienso encerrarme en mi habitación y poner la música a tope, o volveré a llorar. Mi único consuelo es que irán al cielo de los bogavantes, porque al fin y al cabo, ellos no han hecho nada malo.


Besazzos tristones,


*Luli*

5 comentarios:

Teresa dijo...

¡Hola!

Primero comentar tu entrada. He de confesar que me he reído al imaginar las patitas y los ojitos del bogavante pero "te entiendo" en parte. Aunque yo nunca he intentado hacerme vegetariana, he sufrido cosas parecidas.

Lo más odioso: mi padre estaba trabajando en la huerta y de momento le cayó una tórtola herida (creo que era esa clase de pájaro pero tampoco nos fiemos mucho del dato) encima. La trajo a casa y la cuidamos. Poco a poco empezaba a andar y a comer.
En verano, solía ir a casa de mis padrinos unas semanas. Aquélla vez me fui pensando en Faustino (el pájaro). Advertí a mis padres de que su deber era cuidarlo pero cuando volví mi padre se había zampado a mi pajarito.
Y luego está eso que hace mi abuela de matar al pobre conejito en el patio; yo siempre me alejo pero acabo escuchando el traumático ruido.
Y luego está Saturnino, el pato de mi hermana. Yo todavía no existía pero conozco la anécdota porque fue muy explotada. Resulta que un domingo comieron paella en casa de mi abuela y sólo cuando mi hermana se acabó el plato, le contaron que acababa de comerse a Saturnino.
Es horrible, pobres bogavantes.

Y, cambiando a un tema menos triste, tus comentarios.

Preguntas incómodas, estoy de acuerdo contigo: hay que idear una estrategia para acabar con ellas.
Y, oye, qué bueno eso del día redondo. Todavía hay cosas que hoy perduran. ¡Que sean muchos más para todos!

Un beso!

Asi_soy_yo dijo...

lo siento mucho luli a mi me paso lo mismo de pequeña cuando me entere que las almejas estaban vivas cuando mi madre las metia a la olla:( lo que pasa es que yo era un pelin masoca y me quedaba mirando como se abrian las pobrecilla y luego me las comia con remordimiento...

PD:el post es triste pero me has echo reir mucho eres la leche;)

PD2:el maltrato a los animales es una de las peores cosas de este mundo

PD3:yo tambien tengo un perro:)

Luli dijo...

Teresa Oh dios mío!! O_O Lo mío se queda corto delante de lo de Faustino y Saturnino. Eso me pasa a mí y me muero (qué poco tacto lo de Saturnino, ¿no? Pdrían haberle dicho que se escapó o algo...). Y tu abuela con el conejo... creo que se puede resumir con la frase "gajes del oficio", las mujeres de antes no tenían otra que cargarse los indefensos conejitos si querían comer, pero ahora parece ser que -algunos- estamos mucho más sensibilizados que antiguamente.

Y lo de las preguntas... ¡la mejor defensa es un buen ataque! Cuando vuelva a la panadería, le preguntaré a la panadera por las notas de su hija (que ha repetido)... juju.


Nika Y lo de las almejas... jaja, te las comiste con remordimiento qué buena. Nunca he tenido ocasión con las almejas, pero supongo que también tiene su algo, pasa con todos los animales.

En fin, nos tenemos que resignar.

Besazzos a las dos!

Teresa dijo...

Muy buena! Luli pregúntale a la panadera!

Ai mare...

Unknown dijo...

saludos luli me rei mucho de tus comentarios,entre a tu pagina buscando almejas y me encontre contigo saludos