miércoles, 10 de febrero de 2010

Moda



Queridos lulilectores...


Hoy me he dado cuenta de que tengo un montón de ropa. Ha sido casualidad. Os cuento un poco.


Resulta que, desde hace algunos meses, he engordado cinco kilos. Es natural, por otro lado, ya que no hago deporte, me paso el día sentada (tren, clase, sofá, escritorio...) y soy medio adicta al chocolate y a los dulces. Y pico entre horas.


Llegaron las Navidades... los exámenes... todo comer y comer, pero no he perdido nada. Solo aumento. Mi peso habitual solían ser 57 kilos, kilo arriba, kilo abajo; bien, pues casi estoy en 63.


Así pues, me veo gorda. Y fea. Mi cuerpo ha notado bastante la metamorfosis: mi barriga ha aumentado alarmantemente de volumen, igual que mis antes escuálidos muslos, y la celulitis me carcome entera. Las 24h del día me siento culpable, pero, como no tengo disciplina (autodisciplina), pues las cosas no cambian, porque no hago nada al respecto (es natural).


Como me veo mal por fuera, pues me siento un poco depre. Y no me apetece últimamente arreglarme; estoy algo más dejada. Y cuanto más me dejo, más mal me veo, más me deprimo. Entramos así en un circulo vicioso.


Todas las mañanas me planto delante del espejo y mi autoestima se estrella contra el suelo. Y eso se refleja en mi atuendo: desde hace una semana o así me da la sensación de que siempre llevo la misma ropa. Bueno, la misma ropa en el sentido estricto no, pero sí el mismo tipo de ropa. Cada día me pongo unos vaqueros, una camiseta de cuello alto y un jersey por encima, tratando de ocultarme detrás de colores oscuros.


Y, cuando ya llevo tres o cuatro días igual, me aburro a mí misma: me siento como escondidita, como insignificante, sosa, tediosa. Sin ninguna alegría.


Así pues, hoy, en un arranque de inspiración súbita, me he ido rápidamente de tiendas: buscando tres o cuatro cosas algo más atrevidas que me animaran un poco por las mañanas. Y me he comprado una blusa, una chaquetita y algunas camisetas (de colores chillones y estampadas).


Sin embargo, cuando he llegado a mi casa y me lo he vuelto a probar todo, la mitad de las cosas ya no me convencían tanto: el blusón es bonito, pero muy transparente; la chaqueta de un color difícilmente combinable; y las otras camisetas se me ciñen demasiado, cuando yo lo que en realidad quería era que disimularan un poco la tripa.


He hecho un mini-desfile para mí misma: sacando pantalones y cárdigans, jerséys, faldas, vestidos... ¡¡¡madre mía, si he sacado ropa!!! Yo os juro que no sabía que tenía tanta. ¡Tengo muchísima ropa! De mil colores (excepto amarillo y naranja), de mil formas, de mil texturas.


Y la mayoría de cosas solo me las he puesto tres o cuatro veces. No más. Siempre acabo llevando lo mismo, a pesar de mi gran fondo de armario. Me pregunto muchísimas veces cómo es posible que, aun a pesar de tener tantas cosas, tantos días me planto delante del armario y me quedo horas y horas pensando en qué ponerme. ¡No tengo ropa!, me digo. ¡Error! ¡Tengo muchísima!


¿Entonces?


A lo mejor es porque mi armario es pequeñísimo, o porque lo tengo todo perfectamente ordenado y comprimido; pero hoy, que me he puesto a sacar ropa como loca, he llenado la cama y para volver a guardarlo todo después he estado más de media hora.


Y rescataba camisetas que me encantan, pensando: ¡pero es que esta la adoro! ¿Por qué no me la pongo más a menudo? ¿O el pantalón este? ¡El color es precioso! Mira, y esta falda con esta blusita le va perfecta...


Lo que pasa es que después, a las siete de la mañana, todas esas combinaciones me parecen demasiado atrevidas, o fantasiosas, o inverosímiles, o que no pegan con mi estado de ánimo. Y envidio a las chicas que cada día son capaces de reinventarse, o que tienen ese ansiado arte combinando las prendas que más le favorecen y que les dan un aire cándido, a la vez que elegante; mientras que yo (que no soy precisamente una fashion victim), por mucho que lo intente, no soy capaz de dar pie con bola y ponerme algo que me siente mínimamente bien.


Ya no hablo de "ir a la moda", no me entendáis mal, hablo de ponerme cosas con las que yo me sienta bien. Es diferente. Y, aunque me guste un jerséy, y me gusten unos pantalones, no sé cómo siempre la acabo pifiando a la hora de combinarlos porque, por mucho que intento darle "ese toque de gracia", me veo igual que siempre, y vuelvo a aburrirme.


Tema difícil, este de la moda. No me extraña que levante tantas obsesiones si yo, que no me considero una entendida, ya me vuelvo loca a la hora de ponerme tres trapos básicos.


Besazzos,


*Luli*

5 comentarios:

àriN* dijo...

¡Hola!

Como no te he visto nunca, sobre moda veo difícil aconsejarte ahora.. aun así, ¿por qué no naranja ni amarillo? Si no es mucho preguntar, claro ^^

Hace un par de días que quiero postear por aquí, porque me he leído tu blog desde la primera entrada hasta hoy en eso, más o menos un par de días; me llama la atención y me ha enganchado, mireusté por dónde. Me gustaría leer, en tu siguiente entrada, que se te ha pasado (o, al menos, suavizado) la crisis que supone hacerse preguntas eksistenciales (¡en mi teclado no funciona la equis, lo siento! No me mola ir causando dolor visual como el elemento del 'ho algo') y encontrar silencio como única respuesta.. o auto-respuesta. Si no es el caso, te contaré algo sobre mi eksperiencia (sorry, sorry, sorry!) con el tema.

A todo esto, que me lío a hablar..; encantada de conocerte, me uno a seguidores y me iré pasando por aquí a ver qué tal todo. Si te da por leer mi blog.. bueno, algunas entradas son algo oscuras por circunstancias personales, pero que no te asustes, ¿ah? :P

bsots*!

Luli dijo...

Wow!!! ¿De verdad te has leído casi todo el blog en solo unos días? Mereces todos mis respetos, porque te has metido una sesión de Lulimanía considerable entre pecho y espalda jajajaja.

Encantada de conocerte y de contar contigo como seguidora, espero que sigas disfrutando como hasta ahora de aquí en adelante.

Y en cuanto a lo del naranja y el amarillo... es una buena pregunta... simplemente, no suelo comprar cosas de esos colores, como mucho algunos complementos (fulares y guantes), no me terminan de apasionar. Solo tengo una prenda amarilla: una blusita veraniega muy mona, y me la compré justamente porque no tenía nada amarillo... quizá me compre alguna cosita más, si doy con ella ^^

Ahora estoy anímicamente mejor, me he propuesto seguir una dieta más equilibrada y reducir el consumo de chocolate, ya os iré contando. =)

Y no te preocupes por lo de la X, jajaja, letra rebelde donde las haya, desde luego. Yo te entiendo igualmente.

¡Me alegra de que te guste mi bitácora! Sí, desde luego alguna vez me pasaré por la tuya para saludar. ¡Muchísimos besazzos de recién llegada! Muak! ;)

àriN* dijo...

:)

Espérolo ansiosa, pues.
Y me alegro de que estés mejor, es lo que quería 'oír'! ^^

bsots*!

Alegría dijo...

Luli! a perder esos kilos demás. Yo también tengo más o menos tu peso. Peso 54 kilos pero cuando iba en el colegio llegué a pesar 67, y fue terrible. Hay que cuidar la salud, porque es evidente que no puuede ser beneficioso para tu salud fisica y mental, así que te recomiendo que trates de ir a un nutricionista y comiences altiro a disciplinar tu alimentación, para que no sufras más.
Saludos!

Luli dijo...

¡Querida Alegría!

Perdóname, soy un desastre, se me había pasdo por completo responderte...

Bueno, te pongo al día: he empezado a moverme más, por así decirlo, porque sigo sin hacer ejercicio, pero ando mucho, subo escaleras normales y paso de las mecánicas, hago 50 abdominales todas las noches (o lo intento...) es un primer paso.

Además, aunque no me he puesto a régimen estricto, estoy intendando controlar un poco mi alimentación: llevo dos semanas cenando ensaladas y dándome solo un caprichito al día (tipo: un dulce, una galleta...). Más fruta, más verdura, menos fritos, menos pan.

Alguna ligera mejora he notado, pero aunque me sé la teoría, es en la práctica donde debo dar la talla: el truco se llama AUTODISCIPLINA.

Y en ello ando.

¡Mil besazzos! Muak!!