miércoles, 21 de enero de 2009

¿Es un amigo?



Queridos lulilectores...


Me ha vuelto a pasar.


He vuelto a confiar en alguien que, a la larga, ha demostrado no ser merecedeor de tal honor. Y digo "honor" porque mi negra vena pesimista me impide confiar en una persona hasta que no estoy completamente segura de que no me va a hacer un feo. Hay poca gente en quien yo confío plenamente pero, aun así, siempre queda como una ráfaga de resquemor, el temido "¿y si...?"


"Quien no se fía no es de fiar", dicen en mi pueblo, pero verdad es también que "piensa mal y acertarás". Lo siento, pero pertenezco al segundo grupo: más vale prevenir que curar.


Entramos de nuevo en una cuestión subjetiva y personal: la manera de ser de cada uno. Hay gente de naturaleza bondadosa que, en principio, se fia de cualquiera: todos son buenos y el mundo es perfecto, ¡qué felicidad! Luego están los que, como yo, tienen siempre la navaja a punto, preparada para sacarla a la menor ocasión. Ha habido gente que me ha dicho que "eso es tomarse la vida con amargura", no creo que sea para tanto, pero opino que uno tiene que ir con cierto cuidado por la vida, no es plan de abrirse al primero que pasa por delante.


Lo he pensado muchas veces: ¿por qué soy tan desconfiada? Supongo que, en el fondo, es una especie de coraza para evitar que la gente me haga daño (en el sentido más amplio del concepto). Quiero decir... miradlo desde mi punto de vista: conoces a alguien que te cae genial, en poco tiempo hacéis buenas migas y te crees que vuestra amistad durará para siempre. Todo es perfecto, pensáis igual, reís con las mismas cosas, conectáis... hasta que un día te enteras de que te esa misma persona te ha estado criticando por detrás. ¿Cómo te quedas?


Fácil: se te cae el mundo a los pies. La primera reacción es paralizarte, un cubo de agua fría te cae en la cabeza, tratas de negarlo. Luego le das vueltas y más vueltas, piensas "¿qué ha fallado?" y, aunque lo hables con el amigo o amiga en cuestión, nunca vuelve a ser como antes. Te ha dejado una pequeña huella (o grande, depende). Te sientes estúpido, utilizado, humillado. Alguien en quien tú creías te ha apuñalado (por la espalda o a la cara, eso es lo de menos), te han tomado el pelo gratuitamente. Y tú... obrabas de buena fe.


Y es sólo un ejemplo arbitrario, podría mencionar muchos más, sólo se trata de que entendáis mi reflexión.


Este tipo de chascos (quien más, quien menos) nos los hemos llevado todos alguna vez en la vida. Dependiendo de las personas que nos decepcionan, la angustia que te llevas es mayor o menor, pero supongo que no me equivoco cuando afirmo que todos hemos tenido que soportar este tipo de sentimientos.


Es ahí cuando llega el momento en que una dice: "Basta. Hasta aquí hemos llegado". Aguantar lo mismo una y otra vez de cualquiera cansa, así que un día tomé la resolución de mandar por saco las buenas intenciones y no fiarme de nadie más. Y, ¿sabéis? Suena cruel pero funciona. Opino que es mucho mejor llevarte una alegría por parte de alguien que no una decepción. Si desde el primer momento vas predispuesto a que esa persona te la va a "estacar" alguna vez y, al final, resulta que no lo hace, siempre será más grato que confiar en alguien que luego, pues mira, hoy ha tenido un día tonto y ha decidido mostrarse ante ti como es realmente y te llevas una desilusión de la que te costará recuperarte. ¿Me vais siguiendo?


Y... no sé, supongo que lo he automatizado, ya no me nace confiar en alguien hasta que realmente no lo conozco. Eso no quiere decir que no me "fíe", creo que arriba he mezclado un poco los conceptos. Me puedo "fiar" de alguien en mayor o menor medida, pero no "confiar" en tó kiski. Y, oye, tampoco me condiciona la vida, puedo llevarme genial con alguien y pasarlo estupendamente en su compañía y, aun así, nunca le contaré cosas de mi vida o intimidades. Es como... una especie de gradación: puedes tener familiares, amigos, colegas o incluso compañeros de clase o trabajo, pero no les contarás todo a todos, lo más importante sólo va a parar a dos o tres, tus pilares en tus momentos más bajos.


Eso también lo tenemos todos: la persona de confianza, a quién acudir cuando no hay salida. Aunque, de nuevo, todo depende de situaciones y contextos: puedes tener varias personas de confianza, pero tampoco les contarás lo mismo a todas, a cada una la harás partícipe de un aspecto en concreto de tu vida. Es un tema muy amplio que se puede abordar desde muchas perspectivas, pero me estoy andando un poco por las ramas. Vamos al grano.


Como decía antes, el sentido de esta entrada es preguntarme qué ha pasado esta vez para que yo, experta entendida en la materia de la que estamos hablando, haya vuelto a caer tontamente en mi propia trampa. Empezaré desde el principio.


Hay una persona. Esa persona, Sujeto G, es desde el primer día de la universidad "mi amigo". Lo dije ya en su momento, entré y conocí a gente que, aunque no eran santo de mi devoción, a medida que fui compartiendo mi día a día con ellos me di cuenta de que, después de todo, tampoco estabam tan mal. Y, claro, poco a poco, es inevitable empezar a conocer mejor a las personas que ves cada día: te relacionas con ellas, ves cómo hablan, cómo reaccionan... es un acto natural.


Bueno... o eso me pensaba yo. Sujeto G, inquieto él en su afán por ser el más popular de la clase -lo está consiguiendo-, empezó a, como quien no quiere la cosa, sentarse en "el otro lado" del aula. Es que en mi clase hay dos "lados o partes", y si eres de uno... pues no eres de otro. O armario o ventana, pero no vale ir alternando, eso es incoherente. Yo siempre he sido fiel a mi parte armario, las contadas veces que, por alguna razón, me he tenido que desplazar al sector sur... no estaba a gusto, me sentía incómoda. Ni por la gente ni por la ubicación, era... desagradable. Lo siento, pero es que no puedo argumentarlo mejor, es una especie de convención de la clase, una regla no escrita que todo el mundo conoce.


A lo que iba, que Sujeto G empezó a frecuentar a la gente de la parte de la ventana (el llamado "grueso" de la sociedad de mi carrera) y a hacerse amiguísimo de la peña popular, en concreto, de Lucccccccccccíiiiiiiiiiiia. No le pongo "Sujeto" porque sólo se la puede llamar Lucccíiiia, que es como la llama todo el mundo (bueno... su legión de fans ¬¬). Tendría que ponerle Luzía, así, con zeta. Bueno, pues ala, ya tenemos mote: Luzía.


¿Quién es Luzía?, os estaréis preguntando. Hablando claro, esa chica me ha caído mal desde el primer momento. Hace algún tiempo escribí una entrada titulada "Sobre amores imposibles II: ella". Creo que ahí hago la única mención a la cuestión de que no SOPORTO a la gente que lleva la misma ropa que yo, es una cosa que me supera. Me pongo nerviosa y la persona que haya coincidido conmigo pierde puntos ipso facto. Pues bien... Luzía se atrevió a venir un día a clase con el mismo jersey... ¡¡que había escogido yo!! Nos quedamos las dos así O_O, mirándonos mutuamente (yo tenía un cabreo...). Fíjate tú que es uno de mis jerséys favoritos y, desde entonces, no me lo he vuelto a poner (me ha costado perdonárselo, mi jersey... ¡cómo ha podido! Lo castigué al fondo del armario).


Pues eso sólo fue el comienzo. Ahí ya le cogí asquito, luego pasaron cosas... (que ahora no contaré, es una laaaarga historia) pero ella y yo en realidad nunca nos hemos enfrentado abiertamente. Cuando hablamos es todo contención: aparentamos normalidad, a veces nos hacemos cumplidos (una vez traspasó el límite, me dijo "¡Qué guapa vienes hoy!", me sonó a insulto aunque lo peor es que lo dijo sin intención alguna), siempre somos amables la una con la otra y a veces intercambiamos miradas de complicidad... cargadas de advertencias, porque NO LA PUEDO TRAGAR. Y, seguramente, será mutuo, este tipo de sensaciones siempre son recíprocas (recuerda: "piensa mal y acertarás"). Una vez casi me muero cuando le tuve que pedir un chicle, pero era una urgencia, tuve un ataque de tos.


En fin... presentada Luzía, comprenderéis que no me hizo mucha gracia que Sujeto G se hiciera su amigo. Al principio menos, pero a alturas de ahora... la venera. Luzía es Dios. Una cosa exagerada: Luzía por aquí, Luzía por allá, Luzía blablablá, Luzía por activa, Luzía por pasiva, Luzía en la sopa. Esto en mi pueblo tiene un nombre sencillo: botifarra.


La botifarra es cuando dos personas se hacen de un día para otro suuuuuuuuuuuuuuper amiguísimas de la muerte (uña y carne) y se pasan las 24 horas del día pegadas, o hablando una de la otra o pensando la una en la otra. Lo más curioso de las botifarras es que se rompen igual de repentinamente que empiezan: una botifarra puede durar un mes o un año pero, cuando uno se harta del otro, esas dos personas se separan y, aunque pueden seguir siendo amigos, nunca más volverán a tener la misma relación frenética de antes. Y está comprobado, todo el mundo ha tenido botifarra con alguien (a los que más botifarras han tenido se les llama botifarreros, tan simple).


Pues eso, que Sujeto G le cogió una botifarra de cuidao a Luzía, se pasaba la vida deseando que ella le dijera algo, o quedar con ella. Una vez se lo pregunté y me contestó sin dudar que su mejor amiga de la uni era, por supuesto, Luzía. "Y luego tú, claro".


Esa respuesta activó mi alarma. No es el hecho de que Sujeto G haya decidido tener una nueva amiguísima de la muerte, que por mí puede tener las que quiera (esto es, no son celos de Luzía -Dios me libre-, aunque no negaré que hubiera preferido a cualquier otra antes que ella). Lo que de verdad me da mucha lástima es que, desde que va con Luzía, me ha olvidado por completo. Lo explicaré un poco (que si habéis leído hasta aquí sin cansaros supongo que estáis de lleno en la historieta ^^).


Sujeto G y yo teníamos una bonita amistad (creía yo). Tras meses juntos llegué a apreciarlo de verdad. En clase íbamos los seis de siempre, y como yo soy bastante extrovertida en seguida me encariñé con ellos: sobre todo con Sujeto B y con Sujeto G. Le llamaba por teléfono, nos contábamos la vida, por el msn hablábamos mucho también... él fue el único que se enteró de mi "aventura amorosa de una noche loca" con el Listo, se emocionó mucho, me daba consejos... Vamos, que llegué a confiar en él porque consideré que había el suficiente grado de cercanía como para hacerlo (¡y cómo me costó contarle lo del Listo, me lo tuvo que arrancar!). Era el comienzo de una amistad. Exacto, eso es, no era una amistad todavía, pero se estaba empezando a forjar.


Y todo iba bien... hasta que al señor le pasó por la entrepierna que ser popular era más divertido. Desde entonces no ha vuelto a ser el mismo: ha llegado a mostrar su faceta más fría y a desentenderse por completo del resto del grupo (excepto una que se unió a él en búsqueda del karma Luzía), hasta tal punto que, cuando Luzía tardaba en llegar a clase, se sentaba a mi lado de buen rollo (de buen rollo porque yo le solté previamente un afilado "Oh, hoy te unes a la plebe") pero... cuando Luzía hacía aparición por la puerta él cogía las cosas y se iba trotando cual potrillo tras esa zorra con cara de asco (por su expresión parece que lleve boñigas en sus zapatos).


Aun así, yo no me rendí. Seguía llamándole, en clase me acercaba a él "al otro lado" para charlar... me seguía comportando exactamente igual que antes, no varié mi actitud con él para nada (ni con él ni con nadie, vamos, he sido igual con todos). Esto se llama SEGUNDA OPORTUNIDAD. Mis pensamientos eran: "bueno, el chico está entusiasmado con su nuevo juguete, es normal que nos preste menos atención, le pasará".


Sin embargo, no le pasa. Es más, cada vez está más y más ensañado. Está sentado y hay un sitio libre a su lado. Me dirijo hacia él, pero detrás de mí entra Luzía y le oigo gritar: "¡Luzía, Luzía, ven aquí a mi lado!", a pesar de que SABÍA que yo me iba a sentar. Sonrío, callo, y doy la vuelta al banco, me siento en otro sitio. Se gira y dice:


-Lo siento, cari, ¿te ibas a sentar? Es que le estaba guardando el sitio para cuando llegara...


-No te preocupes.


Y son muchos detalles de este tipo lo que me hacen preguntarme: esta persona ¿es mi amigo o no es mi amigo? Porque a mí Luzía me da igual, quiero decir, no se trata de Luzía, por mí como si fuera Pepa o Romualda, se trata de que él ha cambiado exageradamente su comportamiento y ya no es como yo le conocí. Se ha vuelto más egoísta, distante, superficial. Charlar con él ya no me relaja o me distrae, no me hace reír, está como ausente, sólo pendiente de su nueva amiga (que, por otra parte, no le hace ni la mitad de caso que él a ella, todo sea dicho). El detonante fue, como ya he dicho, aquella conversación telefónica. Estábamos hablando de la amistad, precisamente, y fue entonces cuando surgió el tema "la clase". Yo le comenté que había logrado crear mi pequeña familia en la inmensidad de la gente matriculada, que estaba contenta de poder contar con 3 o 4 almas, pero lo dije así, sin ninguna intención de ningún tipo, y va y me suelta:


-Ah, pues mi mejor amiga con DIFERENCIA es Luzía. Hablo mucho con ella.


-Ahm... -me quedé cortada. ¿Y eso a qué viene?


-Pero después tú, ¿eh? No te preocupes -si era un halago, no resultó. Me sonó a excusa barata para quedar bien conmigo, supongo que como mi respuesta no había sido muy elocuente creyó que me había enfadado, pero sólo me había dejado sorprendida, nada más.


Eso fue lo que me hizo preguntarme: ¿Y éste? ¿De qué va? Primero se porta genial conmigo, luego me "desprecia" (sin sacar de contexto) y, finalmente, me suelta que soy su "segunda mejor amiga", como para consolarme, a pesar de que no me hace ni puto caso. Eso, lulilectores, ha sido lo que me ha decepcionado de él: que ha cambiado una amistad por otra en vez de mantener el equilibrio entre ambas. Sinceramente, creo que sí que puede hacerse: puedes tener un mejor amigo (aunque sea Luzía) pero, al mismo tiempo, seguir alimentando otros vínculos que ya habías creado previamente (por ejemplo, una persona que tiene pareja: puede querer muchísimo a su novio/a, pero aun así sigue teniendo amigos, no sé si me explico, el ejemplo no es muy gráfico).


Además es que el tío le metió tal falsedad y un morro de concurso a la frase esa que me dije: "Luli, te mueves en aguas turbias, busca la orilla, anda". Y claro, en este caso, el juguete roto, por decirlo así, soy yo: no es que me haya dolido en el alma que me "desplace" para juntarse con otros, porque al fin y al cabo, no hay que olvidar que son los amigos de la facultad, aún no tienen el mismo nivel que los amigos de toda la vida, y se supera rápido, pero sí que ha sido como una pequeña patadita: si él era la última persona de quien me lo esperaba, ¿qué esperar de los demás? ¿Alguien me lo puede decir?


Por eso decía hace horas que... me ha vuelto ha pasar. He vuelto a esperar cosas de una persona que luego me ha decepcionado, han borrado una sonrisa de mi cara para poner en su lugar un ceño fruncido. Si a pesar de todas las precauciones que me tomo me pasa esto... ¿qué debo hacer? ¿Que hay que hacer? ¿Tenemos que ser ignorantes y fiarnos ciegamente de cualquiera o volvernos aún más precavidos? ¿Dónde establecer una barrera, un límite para que este tipo de cosas (que ahora es una chorrada, pero alguna vez podría pasar más fuerte) no nos afecten, o nos afecten menos?


Grandes preguntas sin resupesta.


Gracias por la paciencia, no creí que esta entrada me saliera tan larga.


Besazzos,



*Luli*


9 comentarios:

Teresa dijo...

Vaya tela con el Sujeto G.

Bueno, en primer lugar... estoy en parte de acuerdo contigo. Soy bastante cofiada pero sólo con los que han pasado por mi preselección xD

Y ahora Sujeto G...
Como diría mi hermana: "en to' los pueblos hay un tonto y este me ha tocao' a mí" xD

Parece que las historias siempre se parecen aunque se encuentren a quilómetros. Una amiga estudia derecho y yo enfermería; desde que hicimos selectividad, no hemos dejado de escuchar "prepárate, vas a tener que vestir muy pija".

No vestimos pijas así que formamos parte de "el otro bando". A la izquierda de clase quedamos cuatro gatos (entre los que me incluyo); un par de "empollones" (=p). En la primera fila de la derecha, los empollones con mayúsculas y, detrás de ellos, la llamada "sección pija".

Ahora viene mi Luzía, en este caso Rozío. Vamos juntas a la misma clase desde tercero de la ESO pero no nos hablamos. A ella la llamamos "donde va, triunfa". Es la típica pija tonta, que habla lloriqueando y le conceden todos los favores. Vamos, que el subdirector del instituto le hizo todo tipo de favores porque su hermana estaba de profesora allí y eran amigos de toda la vida. Y yo me quejé y, cómo siempre sucede en estos casos, acabé hablando yo sola y no sirvió para nada.

En fin, que Rozío y yo nos conocemos desde hace muchos años pero vivimos en dos mundos distintos.

En la Universidad he hecho mi grupo de amigos, como todo el mundo. En ese grupillo estuvo desde el primer día "Sujeto C" porque es del pueblo de al lado y nos tragábamos una hora y media de autobús todos los días juntas. Y va y en prácticas le toca en el grupo de "donde va, triunfa" y se hacen amiguísimas.

En fin, que "Sujeto C" dejó de ir a clase a mediados de noviembre, nos pusimos en el mismo grupo para hacer trabajos y no aparecía.... ¿Dónde estaba? Con "donde va, triunfa" (se vé que eso de suspender selectividad, volver a presentarse y no conseguir entrar en medicina hizo que se revelara porque fue la primera vez que no le barrieron el suelo).

Y, ahora, seré mala pero mi asco hacia Rozío ha aumentado si cabe. Y "Sujeto C" sigue estando ahí a su manera.

En fin, que en todos los sitios hay sujetos C y G, Rozíos, Luzías y demás.


A lo mejor está bien eso de no confiar en todo el mundo...
¡Espero no haberte aburrido!

Un besito!

Ilusia dijo...

No es por nada, pero mientras leía cada párrafo... me daba más rabia la Luzia esa y el Sujeto G xD

Sinceramente, si se comporta de esa forma no se le puede considerar amigo. Esta claro que so que dijo de "y después tu", lo hizo para no quedar mal contigo.

Yo de ti hablaria con el seriamente. Y si no le interesas como amiga porque no seas de las guays, que le den. Por que si de verdad fuese tu amigo, por más que se hubiera hecho una nueva amiga, seguiría yendo contigo, es decir, compartiría su tiempo con las dos y no solo con ella.

Y vamos, lo del asiento... me ha dejado asombrada... A mi me ha pasado muchas veces eso de guardar el sitio a alguien, y si ha venido alguien que conozco a sentarme a mi lado, no me he puesto como loca a llamar a quien le guardo el sitio, simplemente le dejo que se siente y no le voy diciendo luego ninguna excusa asi en plan de buen rollo ¬¬.

Desde luego, ese tipo de amistad que tiene con ella, un día se romperá...ahora está en el "boom" del momento, pero cuando la Luzia esa le apuñale o pase de él... se quedará solo. Y se dará cuenta de lo que ha perdido por su tontería de ser popular.

A mi me entrarían ganas de matarlos a los dos xD

En fin, espero que la cosa se resuelva!

Un beso!

Luli dijo...

Cuantíiiiiisima razón tenéis.

TERESA

Tu Rozío y mi Luzía van juntas de la mano. Tu comentario me lleva a la inevitable teoría que constaté hace algún tiempo: "todos los seres humanos estamos obligados a cargar con otro que nos cae de culo, también las personas de a pie como nosotros, porque no somos ni más guapos, ni más listos ni más especiales que los demás. Hay que tragar y callar". A veces esta teoría se aglutina con la otra de "todos tenemos un perfecto en nuestras vidas", entonces ahí ya es el colmo. Y tu hermana es sabia, querida Teresa, esa frase rebosa ingenio por todos los costados.

Pero dejándonos de tanta frase célebre: que sí, que hay gente que es estúpida y borde desde el momento de su concepción y que, por algún extraño motivo, tiene un camino que muchas veces se entrelaza con el nuestro, para el disgusto personal. En mi caso aún me atrevería a decir que lo tuyo es bastante peor que lo mío: yo por lo menos tengo la santísima suerte de no tratar con Luzía (hablo con ella una vez al mes o eso), pero hija: sólo de pensar que la tendría que sufrir durante años y años (años en los que, por cierto, no me podría poner mi jersey xD) me entra un rictus.

¡Ánimo, valiente! ^^

Y, en absoluto, no creo para nada que seas mala, opino que TODO EL SANTO MUNDO TIENE DERECHO A QUE ALGUIEN LE CAIGA MAL, sobre todo si encima hay que aguantarlo (la mayoría de las veces) y encima poner buena cara cuando en realidad tienes ganas de rompérsela.


ISABEL

En cuanto a Sujeto G... pues la verdad es que he pensado lo mismo que dices montones de veces, con más argumentos todavía, pero mira, aun así voy a pasar del asunto porque, al fin y al cabo, lo que está haciendo ese chaval es un cúmulo de chiquilladas. No voy a hablar con él, no creo que merezca la pena, simplemente, dejaré de acercarme.

Seguiré a mi bola, a mi rollo, con mis otras amigas, y con él me mostraré neutral, tampoco voy a crear malos rollos para nada, es inmaduro. Dejaré que me hable cuando tenga algo que decirme porque, ¿sabes? he llegado a la conclusión de que, si en algún momento él mismo se da cuenta de que ya no tenemos la misma relación de antes, y se para a preguntarse por qué, y le sabe mal y me lo hace saber (es decir, en otras palabras: si se da cuenta de que la ha cagado hasta el fondo y pide perdón o da muestras de querer arreglarlo), pues entonces considere la posibilidad de que había algo que salvar.

Y si no... pues fue bonito mientras duró. ¡Y a otra cosa, mariposa!

Como diría Manolito Gafotas: "Lo siento, pero yo no te conozco, y si te he visto no me acuerdo".

Besazzos grandísimos a las dos!! =)

Anónimo dijo...

Voy a tomarme la libertad de discrepar un poquito. Veamos, estoy de acuerdo en todo con tus razonamientos, y creo que has actuado de forma correcta e inteligente, buscando el punto intermedio entre la confianza ingenua y la desconfianza hostil.
Ahora bien, hay una cuestión en la que no coincido: ¿porqué dejar de usar ese famoso jersey? Es decir, no puedes cambiar el comportamiento de los demás, pero sí puedes revisar "tu comportamiento injusto para con tu fiel jersey". En primer lugar, eso demuestra tu inseguridad, pues bien, analízala pero no se la dejes percibir a ellos, sobre todo a Luzia. El día que aparezcas con el famoso jersey la tal luzia se va a quedar a cuadros, rómpele los esquemas, demuestra tu atrevimiento, tu osadía. Pero sobre todo, a ti misma no te satisface haber arrinconado el jersey.
Todo esto puede parecer una tontería, pero en el fondo actúa en el plano simbólico, y por tanto afecta al subconsciente.
Y en lo restante, como bien señalas, el tiempo colocará a cada uno en su lugar. Un besito.

Luli dijo...

¿Sabes, Joseph? Lo he pensado muchas veces.

Para ser sincera, en realidad sí que me he vuelto a poner el jersey más veces, sólo que no para ir a clase. Y, es más, Luzía me ha dado más rabia aún si cabe porque ella va a una asignatura los lunes que yo no voy, es decir, que los lunes no nos vemos, y se me ha pasado por la cabeza que, seguramente, si se ha puesto ese jersey más veces lo habrá hecho en lunes, lo cual le da cierta ventaja sobre mí.

Y sí, me he dicho: "¡Pues hoy te lo pones, Luli, y que le den!", pero supongo que en el fondo me chirría muchísimo coincidir con alguien, y siempre me quedaba como un resquemor (¡a ver si hoy también le da por ponérselo, sería telepatía!). Y, de ahí, mi razonamiento me llevaba a que eso era un grado de conexión demasiado alto con una persona de la que no quiero saber nada, así que siempre acababa rajándome, a mi pesar.

Curiosamente, no ha vuelto a pasar que ella viniera a clase con ese sueter, pero bastante es que yo decida ponérmelo un día para que ella también aparezca vestida igual y me agüe la mañana. Y, así, como es más cómodo no enfurruñarse, pues me lo dejaba en casa, por si las moscas.

Pero... ¿sabes? Creo que lo que dices es cierto, al fin y al cabo, el jersey me gusta mucho, así que creo que algún día de estos haré un acopio de energías y me presentaré con él en clase, y por lo menos le demostraré que me lo pongo en sus morros, y no a escondidas como hace ella los lunes (si mi hipótesis es cierta).

Que le zurzan (y desde entonces siempre procuro llevar chicles, caramelos y pañuelos en el bolso, por si alguna vez me pide a mí, se los ofreceré con una sonrisa encantadora :D).

Besazzos!!

Luminous Vamp dijo...

Por desgracia en todas partes hay Luzias y sujetos G, y la verdad es que en mi clase de hace dos años habia una chica que era clavadita a tu descripcion y al principio la mayoria de la clase iban con ella y poco mas que abrazaban el suelo que pisaba pero con el tiempo y varias traiciones por la espalda de su parte han echo que ahora no la aguante practicamente nadie aunque aun sigue siendo segun ella ''popular'' ,cosa que me parece totalmente patetico si todo el mundo te odia y has fastidiado a toda persona que veías. Pero en fin, animo y mucha paciencia con Luzia ,ya veras como con el tiempo y su forma de ser segun has contado con el tiempo la mayoría de la gente se hartará.

Por mi parte yo soy una persona bastante introvertida y me cuesta bastante conocer gente nueva y hacer nuevas amistades por eso suelo confiar en la mayoria de estas amistades aunque siempre hay gente que te apuñala por la espalda y no te lo esperabas a mi tambien me ha pasado varias veces.Intenta hablar con el sujeto G , puede ser que te haya tratado de esa manera inconscientemente aunque no lo se, yo siempre suelo pensar bien de la gente y eso a veces es malo si luego no resulta ser tan buena persona como te pensabas.Mucha suerte.

Nos leemos.Kisses ^-^

Anónimo dijo...

Bien, Luli, veo que estamos de acuerdo. Pero sigamos adelante, demos un paso más.
Cuando dices: no soporto que alguien lleve la misma ropa que yo.
¿Qué significa? ¿A qué tienes miedo? ¿A que os confundan? ¿A perder tu originalidad? Tranquila, no os van a confundir, y menos a Luzia y tú. Mentalízate, eres única, y por más que alguien coincida en la ropa contigo no te va a poder robar tu apabullante personalidad.
Claro que Luzía no ha vuelto a clase con ese jersey, ¡tiene el mismo miedo que tú! Sólo que tú...vas a pasar por encima.
Un besazo y un aplauso anticipado, por esa entrada victoriosa que vas a hacer en clase un día de estos.

Luli dijo...

Luminous Vamp veo que entiendes de lo que hablamos. Es matemático, vayas donde vayas siempre habrá alguien dispuesto a fastidiarte, aunque sólo sea un poco.

Y, reflexionando un poco más sobre Luzía, la verdad es que no es mi enemiga de la muerte, simplemente, es la chica de mi clase con la que menos quiero tratar por circunstancias diversas que se han dado a lo largo del curso.

Es más, ahora que lo pienso un poco más objetivamente, creo incluso que estoy siendo bastante dura con ella porque, al fin y al cabo, la estoy juzgando sin conocerla y puede que en el fondo sea buena gente y todo.

El problema está en que la primera impresión es lo que cuenta, y a mí me dio ojeriza ya desde los inicios, y contra eso muchas veces no puedes luchar, aunque tu razonamiento te diga lo contrario (la llamada "intuición del estómago").

Joseph, te explico (estás peleón, ¿eh? jaja ;P). El origen de mi reticencia a llevar la misma ropa que las demás personas se podría ubicar tres años atrás, más o menos, cuando empezó a estilarse en mi pueblo una camiseta que todas las chicas se ponían para salir los sábados por la noche.

Recuerdo esa camiseta perfectamente porque yo fui una de las que se quedó prendada de ella en la tienda, me la llegué a probar y todo, pero no me gustaba cómo me sentaba y por eso, con gran pesar, la dejé estar.

Poco después empezaron a verse ejemplares por las noches, pero una cosa exagerada, igual en el mismo sábado siete u ocho chicas se la ponían, y recuerdo perfectamente cómo se miraban entre ellas, como si se odiasen a muerte. Se picaban a ver quién la lucía mejor(la lucía *me ha salido un chiste* xD).

En fin, que me alegré muchísimo de no habérmela comprado porque la prenda en cuestión pasó de ser bonita y original a ser una vulgar camisa de putón, que es localmente conocida como "la camisa que tiene todo el pueblo".

Entonces decidí que a mí no me pasaría eso porque es una lástima que alguien te chafe la ilusión de tener una cosa chula que, es inevitable, cuando ya tienen más personas, pues pierde valor.

Supongo que también es cosa de ser original, en cierto modo, mi ropa muchas veces refleja mi personalidad o mi estado de ánimo, pero no lo atribuyo a que me "roben" originalidad, simplemente, considero que la diversidad es más interesante que el carácter gregario que caracteriza a muchos jóvenes de hoy en día (además de que no es muy estético ver a dos personas con la misma ropa, ópticamente queda mal, para qué negarlo).

Lo de Luzía supongo que me ha molestado tanto porque el jersey en cuestión, aludiendo a lo de antes, supongo que se puede considerar original, es muy llamativo porque tiene estampados.

A lo mejor, si hubiera sido un simple sueter de color gris, me hubiera dado igual, porque siempre puedes vestir un jersey gris con algunos complementos en los que, seguramente, no hubiésemos coincidido, pero la gracia del jersey está en que es un poco más "rebuscado", de ahí que la patada se acentúe.

Y... no sé, es difícil argumentarlo, no tengo miedo de que se me parezca o algo así, porque creo que somos bastante diferentes, es sólo que ha infringido uno de mis principios -por llamarlo de alguna manera- y la reacción natural ha sido arrugar la nariz.

¡Espero haber aclarado las dudas con este comentario, pero el debate sigue abierto! =)

¡¡¡Besazzos!!!

Anónimo dijo...

Pues lo has explicado de maravilla, Luli. Ahora te comprendo plenamente. Incluso comprendo esa especie de decepción que sentiste...hacia tu jersey.
La verdad es que me has abierto un poco más la mente. Creo que estaba analizando de una manera demasiado mecánica. Gracias, me has dejado muy suave, nada peleón 8-)
Y por supuesto que la dialéctica continúa. Un beso con aire pensativo.