lunes, 5 de mayo de 2008

Día del payaso



Sí, ya sé que en realidad se llama día de la madre, pero para mí hoy ha sido el día del payaso. Con mi madre, por cierto, he cumplido porque le he regalado la orquídea que tanto ansiaba ella desde que mi querida perra se cargó la antigua, en un arrebato de emoción incontenida.

Y en cuanto al día del payaso... no ha empezado muy bien que digamos. Mi amiga Sujeto S y yo (Santa Luli, mártir) hemos aterrizado en el restaurante establecido a eso de las doce y media (hora que había fijado la mamá del comuniante -un niño con gafas al que no he visto más que dos veces a lo largo de todo el día), pero con tan mala pata que no había llegado nadie aún. Lógicamente, Sujeto S y yo decidimos comer antes de que venga la estampida de nenes y, depués de comunicar nuestros deseos al camarero, este nos indica comprensivamente que tomemos asiento en la cafetería, que ahora en seguida os sirven algo. Así lo hacemos pero resulta que, a parte de que nos tienen casi una hora esperando, encima es que nos echan la bronca (los otros camareros) de que no hacemos nada.

Me explico un poco. Resulta que en la comunión del niño Sergio había dos grupos de gente encargados de los críos: por un lado dos chavales de animación, que tenían que ocuparse de los más mayores, hacerles juegos y cosas, y, por otra parte, Sujeto S y yo, que teníamos que vigilar a los más pequeños. Hablamos con la madre y nos dijo que no hacía falta que compráramos nada para los peques, sólo algún balón como mucho, que de las otras cosas se encargaban los de animación. Nosotras, sin embargo, compramos dos balones y unas tizas para rayar en el suelo.

Y por eso, mientras esperábamos nuestra comida (que los gilipo**** de los camareros nos trajeron cuarenta y cinco minutos después), los de animación correteaban de un lado para otro pegando globos a las sillas. Nosotras no teníamos globos, por lo que nos sentíamos algo incómodas (es decir, enormemente violentas), pero esperábamos a que vinieran los camareros con nuestra comida y los nenes pequeños.

A la una y media se nos acerca un tipo (sería el gerente o algo) que suelta algo parecido a esto:

-Vosotras no hace falta que hagáis nada, que total, ya hay más payasos por aquí, ¿no? ¡Ni globos ni leñes, que ya somos muchos los que estamos trabajando! Es estupendo ver lo relajadas que estáis.

Sujeto y yo nos miramos mutuamente y empezamos a reírnos delante de la cara del antipático ese, pero con evidente turbación. Empezamos a dudar sobre nuestro papel en la función y decidimos llamar a la madre de Sergio, que en seguida nos da la razón por teléfono: nosotras somos independientes de los de animación, no tenemos ningún por qué de ayudarles en lo que hacen (a no ser que nosotras queramos) y a ver qué narices se ha creído el tipo ese.

Quedándonos más tranquilas, comemos (medio bocadillo de jamón serrano, seco e insípido), mientras los camareros nos miran con evidente reprobación a la vez que montan las mesas. En ese momento tenía unas ganas locas de largarme porque, por una parte, a mí me daba cosa estar ahí sentada, cruzada de brazos y mirando cómo trabajaban los demás, pero por otra: a ver qué cojones se ha creído el camarero ese que es, que le daba una envidia cochina estar pringando mientras nosotras esperábamos la roñosa comida que nos han servido, y no tenía ningún por qué de ladrarnos de esa manera. Nos ha dejado supercortadas, de verdad, pero después se me ha pasado todo.

Cuando han venido los demás, después de la inicial confusión, he de decir que la tarde ha transcurrido más tranquilamente de lo que esperaba. Los niños, en general, eran un encanto y no nos las han hecho pasar demasiado canutas. Hago un breve resumen de los presentes:

-Sergio, el comuniante: prefería ver Pressing Cats en la televisión antes que jugar por ahí con los otros. Era un gafitas muy moreno, he sabido poco de él.

-Julio: ¡¡¡qué ricura de persona!!! Delgadito, rubito y más dulce... me he quedado realmente prendada de él, además era muy parlanchín y me contaba cosas interesantísimas, como que vivía en una casa naranja o que de mayor le gustaría tener una trompeta gigante. Tendría unos cinco o seis añitos. Es mi ideal de hijo, con uno así, cualquiera. ¡Diosss qué cosa tan guapa!

-Adrián 1: el hermano pequeño de Julio. Para mí que era autista, no se dejaba coger de la mano, nunca contestaba e iba a su rollo. No me he atrevido a preguntárselo a sus padres (que estaban todo el tiempo pendientes de él), pero es evidente que tiene algún tipo de problema. Es el único que nos ha dado un disgusto serio porque creíamos que había desaparecido, pero por suerte lo hemos encontrado poco después nadando en la piscina bajo la supervisión de su padre.

-Adrián 2: revoltoso, descarado e indómito. Ocho años. He tenido poco trato con él, pero lo he calado en seguida: era el jefecillo de la banda de Sergio, y eso que era el más pequeño. Aunque, eso sí, guapísimo; de mayor será el capricho de las nenas. Lo he pillado varias veces haciendo maldades, como tirarle botellas de cristal a una carpa gigante que nadaba tan tranquila en un estanque. Cómo no, le he dicho que lo dejara estar, pero ha hecho como quien oye llover: me ha dicho que sí para tenerme contenta y aún no me había girado ya volvía a las andadas. Que le den.

-Martínez: un mini Bisbal (por los rizos), más basto que un hombre de la huerta. Era muy chiquitín, y sólo quería jugar a las motos. Me he hartado de decirle: "después, bonito, después de lo que estamos jugando ahora", más que nada porque no sé jugar a las motos (y porque no había motos). Le he reguntado tropecientasmil veces por su nombre, pero sólo alcanzaba a oír: "Bsbsmsg Martínez", así que Sujeto y yo lo hemos llamado todo el tiempo por su apellido, en plan antigua usanza. Aunque después me he enterado de que se llama Guille (por los otros niños), la cosa se ha quedado en Martínez.

-Neus y María: unas niñas muy buenas y muy educadas: dos soles, han dado cero problemas y se han apuntado a todos los juegos. Sólo seis o siete añitos, pero muy vivaces.

-Candela y Carmen: una más mayor, otra más pequeña. Bastante atontadas, pero lo atribuyo a la infacia.

-Miriam y Lorena: hermanas y primas de Sujeto S. Miriam, la mayor, hará la comunión el año que viene: se da un aire a Anna Popplewell pero en castaña, y es responsable, comunicativa, observadora e inteligente. La verdad, la admiro mucho, es un buen proyecto de persona y además es muy guapa. Lorena, bastante más pequeña, es un terremoto.

-Jesús: amigo de Julio e influenciado por Adrián 2 y Co. Me llevaba al pobre Julio a malas compañías, casi me da un ataque pero he logrado sacarlos a los dos de allí. Se ha pegado más batacazos el Jesús este...

-Carlos: muy chiquitín también, dócil y moldeable. Me ha dado pena porque quería que le pintara la cara de Spiderman, y le hecho un empastre al pobre que ha sabido fatal después. ¡Pero él era feliz! Si ejke se conforman con que les des...

-Sara: pedante, mandona y bastante insoportable. La tía, al ser de las más mayores, está lo suficientemente espabilada como para aprovecharse de las otras niñas, y sólo quería jugar a lo que ella decía y como ella decía, no aceptaba propuestas de nadie más. Le hemos bajado un poco los humos, pero en fin. Nos tenía cariño, a nosotras "las payasas", así que no estoy demasiado resentida con ella, sólo que su manera de ser hay que corregirla antes de que se convierta en una hipócrita hitleriana, sólo ocupada en ella misma y en exterminar a los que no piensan igual (y no me toméis por exagerada, he conocido casos así personalmente, de cuando yo era pequeña).

Y... creo que ya está todo. Al final del día hemos cobrado (no voy a decir cuánto) y, dentro de lo que cabe, no ha sido una mala experiencia. Yo, que no tengo paciencia y, por norma general, evito a los niños al máximo (de verdad, en circunstancias normales no soporto su compañía durante más de media hora seguida, me ponen negra), pues me he pasado todo un día jugando con ellos como si nada, porque es que el dinero... ¡compra la vida!

Ja, ja no, qué va, pero como estudiante que soy no me viene mal ganar algún durillo de vez en cuando, y por lo que me han ofrecido he soportado a los críos con bastante alegría. Creo que lo volvería a hacer. ;)

Besazzos,


*Luli*
P.D.:¿Había dicho ya que adoro a Julio? ¡Te idolatro corazón! ¡Muak!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso, no digas cuánto has cobrado, que eso es secreto, no sea que después venga la Agencia Tributaria y te quiera recaudar su porcentaje-je-je..
Desde luego eres polifacética, ya has trabajado de dependienta, de payasa...¿de algo más?
Enhorabuena y un besito.

Luli dijo...

Y eso que no me gustan los niños ;)

Ah, por cierto, hablando de dependientas... ya me he matriculado de nuevo en la tienda a la que fui el verano pasado, lo cual significa que... ¡¡¡Tengo trabajo este verano!!!

Les gusté, sabía que les gusté ;P

Besazzos.

Sapphire Eagle © dijo...

Beautiful photographs - a keen eye