sábado, 3 de noviembre de 2007

Sobre clasificaciones diversas





Hoy mi amiga Sujeto S y yo hemos ido a la Biblioteca Pública. No es la primera vez que vamos, ni tampoco la segunda, ni tan siquiera la tercera, pero a pesar de todo nos lo hemos pasado genial.

Normalmente, ir a la Biblioteca Pública suele ser un coñazo, porque vamos a hacer deberes (estudiar es imposible, siempre está lleno de niños que juegan ruidosamente en los ordenadores) pero ayer y hoy han sido los mejores días.

Ayer, por ejemplo, cuando en un milagroso momento toda la Biblioteca estaba en silencio, se pone a sonar el móvil de un señor entrado en la cuarentena que tenía un bebé en brazos. Hasta ahí, todo hubiera sido normal de no ser porque el politono del señor hombre era el grito animal de Tarzán, rey de los monos. Ya sabéis, el típico, “a-a-a-aaaaaaaa” que suele exclamar haciendo un altavoz con las manos, colocándolas en forma de cuenca sobre la boca.

Mis amigas Sujeto P y Sujeto S y yo nos pasamos nada más y nada menos que veinticinco minutos ininterrumpidos con la risa tonta, siendo acosadas por unas terroríficas miradas de Don Bibliotecario y Doña Bibliotecaria, que es la peor. En vez de llamarla Doña Bibliotecaria debería llamarla Doña Simpática, precisamente porque no lo es. Aunque Don Biblio (para abreviar) es un personajillo algo raro también, la verdad. Tendrá unos treinta y cinco años, pero se viste como si tuviera quince. Su look es deportivo-juvenil, con sudaderas varias (la de hoy amarillo chillón), vaqueros y deportivas, pero no cuela: es como si te cruzaras por la calle con una señora sesentona vestida con minifalda vaquera, leggings, camiseta de grandes lunares y bailarinas. Para no dormir.

La cuestión, que estuvimos llorando de la risa durante una media hora, contagiando a las demás personas, y consiguiendo que el señor hombre del politono de Tarzán deseara que se lo tragara la tierra. Buf, todavía estallo en carcajadas de pensarlo.

Hoy, aunque Sujeto P no estaba, me lo he pasado igual de bien u más. ¿La razón? Un interesante espécimen de la fascinante raza de los Chotulus patonis. O, lo que viene siendo lo mismo, un choto de la pata. Resulta ser que era primo segundo de mi amiga Sujeto S (que es mi mujer), pero, a pesar de los lazos de parentesco que los unen, Sujeto S no se atrevía a decirle nada, ni siquiera un tímido “hola”. Es lo que tiene estar emparentado con todo el pueblo, que cuando ves a alguien, por muy familia tuya que sea, te da palo saludar o, también puede ser, te da lo mismo saludar que no.

Y nada, hemos empezado a cuchichear vía escrita (por notitas, como si estuviésemos en clase) porque la proximidad del Chotulus patonis no nos permitía levantar la voz. Aunque, para qué negarlo, cada vez que nuestros ojos se cruzaban estallábamos en risitas ahogadas, cada vez más difíciles de insonorizar, y ya no digamos de suprimir.

Después de unos cuantos “¡¡¡shhh!!!” enojados por parte de Doña Simpática, hemos logrado sobreponernos y continuar con nuestra tarea de concentrarnos en los deberes, aunque dejando escapar a cada instante bufiditos que nos llevaban de vuelta a las andadas. Finalmente, y con gran pesar, hemos tenido que irnos porque ya era tarde, y mi amiga Sujeto S se ha atrevido a saludar a su primo lejano, dos besos incluidos.
Lo mejor: hemos dejado la hoja de papel con nuestras conversaciones encima de la mesa a propósito, como si la hubiéramos dejado ahí sin querer. En la hoja no ponía nada importante, sólo cosas tipo (cito):

-¿K te parece mi primo? ¿Wapo e? -(Letra redondeada de mi zurda amiga Sujeto S, en tinta roja)
-Hombre, no sta mal, la verdad, xo es mas bien del montoncillo –(mi cursiva escritura, en azul)
-Tiene la cara de ratón 1 poko. Ade+ es rubio y a mí me gustan + morenos.
-Ya, y yo tbn, jeje.
-… (varios)
-Aunque a Sujeto M sí le gustaría
-Ya… xk a esta últimamente le gustan todos…
-Menudo puterío…
-(críticas amplias a una compañera de cuadrilla –no puede llamarse amiga- que últimamente está en boca de todos, nombre y apellidos incluidos en la hoja).

Y hemos salido de la Biblioteca entre más risas, apostando por la cara que pondrá la primera persona que lea esa hoja. Tenemos tres candidatos principales al puesto:

1) El Chotulus patonis, por supuesto. Si al final le ha picado la curiosidad, estamos seguras de que es capaz de levantarse, dirigirse hasta nuestra mesa y coger disimuladamente el papel para leerlo.

2) Don Biblio (que también es rubio). Quién sabe, a lo mejor se da por aludido cuando lo lea (mejor, lo doy por hecho, porque en su frente pone en letras fluorescentes: SOY UN COTILLA).

3) Doña Simpática. Lo más probable que suceda si la hoja cae en sus manos es que le eche un vistazo por encima y chasquee la lengua reprobadoramente al descubrir el contenido (no obsceno) de dicho papel. Luego lo arrugará y lo tirará limpiamente a la primera papelera que encuentre.

Y eso. De camino a casa, para tratar de olvidarnos del húmedo frío que nos corroía las entrañas, hemos establecido una calificativa escala de los diferentes ejemplares de la singular raza del Chotulus patonis. De ascendente a descendente, estas son las cuatro principales variantes a las que un miembro de este espécimen puede pertenecer:

1) Chotulus bradpitiano. El típico Chotulus que, cuando lo ves, se te queda la siguiente expresión, tan poco inteligente como elegante: *¬*. Es decir, la perfección física adaptada al género masculino (mejor no entremos en aspectos morales/interiores/u/similiares). Referente: Brad Pitt. Adjetivos calificables: queso, tren, más bueno quel pan (estos tres siempre precedidos de la locución está[+como+un]), xotazo, tío macizorro, quiero-un-hijo-tuyo-beibe, indómito, dios, salvaje, extraterrenal, divino, bello, hermoso, no-creo-lo-que-veo, ¿eres real?, pellízcame-esto-no-puede-ser-verdad… etece.


2) Chotulus orlandiño. Un Chotulus del montón, aunque acercándose peligrosamente a la categoría anterior. Se te quedaría más o menos esta cara ^_^ Referente: Orlando Bloom. Adjetivos calificables: mono, cuco, guapo, normalito-tirando-a-bien, majo… etecé.


3) Chotulus adriano A. Chotulus de debajo del montón, tirando a feíco, que no viene llegando a ser feo del todo porque tiene ese “algo”, esa “belleza extraña” u “belleza incomprendida” que lo hace pasable, aunque aprueba por los pelos. Típico careto: ¬¬ Referente: Adrien Brody. Adjetivos calificativos: normal, rarito, freak, pasable, justito, bueenoo… podría-ser-mejor…, en-fin-qué-remedio…, etecé.


4) Chotulus adriano B. Chotulus que viene siendo ya de la raza Pathethicus tius, o tío patético, es decir, más feo que pegarle a un padre, insulso con avaricia. Cara descompuesta que se te quedaría: x_x, o también T.T Referente: Adrien Brody también. Adjetivos calificativos: horroroso, cayo-malayo, ripio cardado, feto, embrión, aborto de mejillón, terrorífico… etecé de nuevo.

En fin, resumiendo:



“A qui no té faena, Deu li’n dóna”.



Proverbio valenciano popular.



Besazzos,

*Luli*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, la belleza, ¡Como te comprendo Luli! A mi también me encanta apreciar la belleza en todas sus formas, escuchar una ópera de Wagner, contemplar un buen cuadro (ej. Sisley), o un paisaje (mar rugiente sobre los acantilados), hasta la belleza humana (en mi preferencia la femenina).
Un besazo para ti, Luli.

Luli dijo...

Hola! Perdón por tardar tanto en responder, jeje, estaré muy liada pero yo, al final, contesto: mantego la idea de que he de conservar mis pocos lectores y creo que la mejor manera de hacerlo es tratándolos directamente.
Me alegro de que te haya gustado la entrada ;)

Bszzs!