Diossss
No hay manera de librarse. Señor D la ha tomado conmigo. A esto, amigos, ya no se le llama un mal día, no, se le llama llevar la negra u, en su defecto, una muuuy mala racha.
Desesperante.
Agonizante.
Apestante.
Puaj!
¿Que qué me pasa? ¿Que QUÉ me pasa? Nada, nada, qué me va a pasar. Sólo un bobo esguince de rodilla, con sus consiguientes cinco días de reposo. ¿Que cómo ha sido? Empiezo desde cero.
El jueves me fui a la nieve con el instituto. Sólo para un día, pero valía la pena ir porque estaba tirado de precio. Además, era una excursión de Educación Física y yo soy del grupo de Sociología, pero como faltaba gente pues me apunté igual.
Empezó el día genial. Nos tuvimos que levantar pronto (a las 5) para estar en la parada del autobús a las seis. Era en Valdelinares, Teruel. Tras unas tres horas dentro del autobús, llegamos a las pistas. Son chiquitinas pero no están mal. Yo, además, resulta que soy de las pocas que sabe esquiar (nivel medio, paralelo bien pero sin mucha confianza -menos aún después de que el año pasado me partiera la mano haciendo snowboard, que así es como empecé el blog-).
Empezó el día genial. Nos tuvimos que levantar pronto (a las 5) para estar en la parada del autobús a las seis. Era en Valdelinares, Teruel. Tras unas tres horas dentro del autobús, llegamos a las pistas. Son chiquitinas pero no están mal. Yo, además, resulta que soy de las pocas que sabe esquiar (nivel medio, paralelo bien pero sin mucha confianza -menos aún después de que el año pasado me partiera la mano haciendo snowboard, que así es como empecé el blog-).
La cuestión, que estuvimos unas dos horas con los monitores (ni siquiera eran guapos, jooo) que, bueno, eran majetes (el mío no paraba de decir que todos los de mi grupo esquiábamos fatal). ¬¬
Cuando al fin nos dejaron solos, pasamos el resto de la mañana esquiando. Yo iba con dos amigas, Sujeto D y Sujeto B, que, aunque sabían menos que yo, no lo hacían taaaan mal como los otros, que no sabían ni lo que eran unos esquís. Fuimos por azules y una roja facilita.
Comimos y todo iba estupendamente. Yo no me había pegado ningún trompazo (las otras dos sí, a cada cual más impresionante: una se hundió por completo en la nieve -estuvimos dos horas buscándola- y la segunda se cayó nada más y nada menos que del telesilla en plena altitud -de morros-. Ambas sanas y salvas). Charlábamos, reíamos, vamos, lo basábamos bien.
A nuestro alrededor la gente del grupo N (de novatos) venía con cara de dolor: uno se había estampado contra un árbol, otro se había llevado a cuatro por delante... Todo eran risas y cachondeo. Poco iba a durarme la tontería. ¡Si lo hubiera sabido...!
Después de comer, insistí a mi amiga Sujeto B (la del telesilla) para que bajáramos una roja preciosa, ancha, larga y, vale, lo admito, más inclinada. Sujeto D no quiso acompañarnos porque había estado discutiendo con su novio por teléfono y se le vino el buen humor abajo. Prefirió quedarse con los N. Así que Sujeto B y yo partimos solas hacia la aventura.
He de matizar que Sujeto B era algo kamikaze, de repente se embalaba y te pasaba a 200km/h sin control, además de que estuvo tres veces a puntito de chocar conmigo, aunque al final no pasó nada. Yo, que me lo veía venir, le dije que fuera ella delante, pero no se atrevió, de modo que accedí a precederla siempre y cuando:
a) Siguiera los giros que le iba marcando de punta a punta de la pista.
b) Gritara si iba a embalarse.
c) No se embalara.
Estuvo de acuerdo. Y bajamos. Al principio fue estupendo, yo estaba disfrutando de lo lindo, pero de pronto ella perdió el control, a mitad de pista, y... ¡BOUMM! Lo último que vi antes de la nieve fue su cara descompuesta, chillando. Sí, habéis acertado, se había embalado y la colisión fue brutal, completamente de frente conmigo. Yo, que iba tan tranquila, varios metros por debajo de ella, canturreando y marcándole unos giros amplios y fáciles... de repente me vi, sin saber cómo, atropellada por Sujeto K (de kamikaze) y rodando y rodando. Cuando me pude poner de pie me di cuenta de que no podía mover la rodilla sin que me doliera.
Hubo dos aspectos positivos dentro de la desgracia:
1) Un monitor pasaba por ahí justo en el momento del accidente, lo vio todo y se ofreció a avisar a los servicios sanitarios.
2) Caí justo al lado de una caseta de telesilla que había a mitad de pista, de modo que sólo tuve que subirme cuando llegó la chica-esquiadora-rescatadora y esperar a que me llevaran a Enfermería, donde un señor árabe me puso una venda y me indicó que tenía un esguince.
Luego me fastidié. Me fastidié porque era la única que tenía un esguince (sí, todos los demás se habían arreado unos batacazos de concurso pero estaban ilesos) y, porque encima, yo era de las únicas que sabe esquiar. También me fastidié porque tuve que repetir ochenta veces lo ocurrido y porque algunos me llamaron "patosa" antes de saber qué había sucedido. Luego se tragaron sus palabras, me pidieron perdón y llamaron "patosa" a Sujeto B, que se sentía culpable.
Aunque ella fue la causante, la verdad es que se portó bien: cargó con mis esquís, los devolvió y me trajo los zapatos del autobús. Además me apoyé sobre ella y me dio galletas. Pero ella se fue de excursión el viernes a Valencia (es que teníamos dos seguidas) y yo me tuve que quedar en casita, sin andar.
Y ella hoy saldrá por la noche y yo me tendré que aguantar con cualquier peli que echen hoy en la tele. No le guardo rencor (fue un accidente) pero habría bastado con avisar... jopé.
Me NIEGO a ir el lunes al instituto con muletas. Y PASO de estudiar (ya estoy de exámenes otra vez, menudo coñazo). Pero ante todo... SEÑOR D, POR DIOS, YA ESTÁ BIEN DE JOROBARME.
En serio, voy a pensar que me tiene manía.
Besazzos,
*LuLi*
PD: Voy a estudiar, que esta semana tengo dos chungos. ¡Señor D, ahora si te parece me los suspendes, hombre ya!
2 comentarios:
Hola, pobrecita Luli, si que has tenido mala suerte. Ultimamente te he leído en silencio, más que nada para no empezar a contarte mis penas y deprimirte más, pero ya ante esto no puedo permanecer callado.
A mi me gusta correr y nadar. La idea de tener que guardar reposo me fastidiaría bastante, así que me hago cargo de tu situación.
Intentaré darte ánimos...A ver, pensemos algo bueno que te está sucediendo...¡Ya lo tengo! Últimamente he visto que tienes más lectores.
En fin, paciencia. Deseo que te recuperes pronto y puedas volver a dar "trotes y botes" en sentido estricto y no sólo literario.
Y ya sabes que siempre te leo, aunque a veces me quede calladito.
Un besazo para ti.
Hola Joseph ¬¬
Gracias por tu apoyo, comprenderás que estoy moral -y físicamente- derrumbada. Pero sí, al menos he ganado un poco en comentarios.
Sí, la verdad es que tu presencia se nota, por muy desapercibido que quieras pasar. Jaja, muchas gracias por estar ahí.
Besazzos!
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