miércoles, 30 de septiembre de 2009
Teorías que demuestran que ser buena persona es un rollo patatero
lunes, 28 de septiembre de 2009
Cúmulo de cosas
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Semana en Madrid
Mi ausencia de estos últimos días se ha debido a que me he pasado la semana en Madrid, de feria, como expositora. La feria en cuestión, Bisutex-Intergift, ha estado bien, todo cuenta a la hora de adquirir nuevas experiencias.
No voy a relatar ahora todos los detalles de mi estancia en Madrid, porque no me ha pasado nada extravagante o surrealista (raro, ¿no?), pero sí que os contaré por encima las andanzas de Luli por Madrid.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Qué cochino ASCO
Queridos lulilectores...
Como siempre, no paro de meterme en líos indeseados: ayer me pasó un Tierra Trágame de ésos importantes, un auténtico desastre.
En una cosa os doy la razón, lulilectores,,, siempre me están pasando cosas raras. No sé por qué, pero cuando el Señor D se puso a repartir dones y habilidades por el mundo, a mí me tocó el don de
¿La última?
Colisión con el vehículo del Vecino Tío Bueno.
Podría dejarlo aquí y ya está, pero es que pasé tal apuro ayer que no puedo menos que contároslo. Es sí, os advierto que, si me tenéis idealizada como persona, dejéis de leer aquí mismo, porque hice el ridículo de una manera IMRESIONANTE.
Es tan simple como lo siguiente. En mi finca hay cinco tíos buenos oficiales (seis, uno lo descubrimos mi amiga y yo hace cosa de una semana, pero no sabemos nada de él). Y, en mi finca, hay la mitad de coches aparcados que durante julio y agosto (porque se han ido todos los de fuera ya para sus casas). Es decir, hay el doble de sitios para aparcar.
Pues bien. Llega Luli conduciendo sola, con la perrita de copiloto, mientras el resto de la familia venía distribuida en el otro coche y en la moto, y, cuando entra en la finca, no se le ocurre otra cosa que irse a estacionar el vehículo al sitio más complicado de todos, como si ella (que aún carga con
Conclusión: no solo le he dado al pilar, sino que he rallado media puerta del vehículo estacionado a mi lado; uno doradito. OH DIOS MÍO.
En seguida oigo pitidos del coche de atrás, y baja mi hermana toda histérica, me abre la puerta y se pone a chillarme como una maníaca demente (lo que es, al fin y al cabo) que si no me había dado cuenta de que le acababa de dar al pilar. NOOOOOO, ¿en serio?
Lo más gracioso de este asunto (porque si no, no tendría emoción la entrada) es que el propietario del vehículo en cuestión estaba ahí abajo (en bañador) fumándose un cigarrillo. Y sí, habéis adivinado, no era otro que EL SUPER RUBIAZO DE
Siendo objetivos… ¿HAY ALGO REALMENTE PEOR?
Se me quedaron mirando los dos como si yo fuera una loca fugada del psiquiátrico, con la cara desencajada, mientras mis padres me echaban la bronca. ME QUERÍA MORIR, o que se hubiera abierto
Lo peor es que luego ellos se alejaron un poco, seguramente para partirse la caja (lo más normal del mundo, yo también lo haría). Y, por supuesto, bajaron los padres del Super Rubiazo para rellenar los papeles del seguro, mientras El Rey del Mambo me lanzaba miradas furibundas. Como si no tuviera ya bastante con la situación… encima llevaba unos pelos de loca que no vale la pena ni mencionar…
La madre del Super-Rubiazo tenía bastante compasión de mí, supongo que se fijó en mi cara de apuro permanente, y me dirigía sonrisas y palabras de ánimo, mientras yo me disculpaba. “A lo hecho, pecho”, me dijo.
Mientras, los dos vecinitos se ponían a inspeccionar los daños de su vehículo, charlando con tranquilidad. Mi hermana y mi madre, haciendo gala de un alto nivel de locura, no paraban de chillar a mi salvaje perra para que se estuviera quieta y le pudiesen poner el arnés. De repente, me las veo hablando con el Super Rubiazo, e incluso logré distinguir estos dos comentarios por parte de mi vecino:
-Un perro se ha hecho caca en el portal. Qué asco.
-A mí se me murió el perro el año pasado. Lo sacaba a pasear y alguna vez coincidí con ella (dedo acusador en mi dirección).
O SEA, SE ACORDABA DE MÍ. Esto significa que el año que viene seguirá recordándome, pero no como la vecina del boxer, sino como la maníaca destroza-coches.
Es que cuanto más lo pienso, más roja me pongo. Me siento tortuga, no podré volver a sacar la cabeza del caparazón nunca más, porque ahora encima se lo contarán al resto de
Qué soberanísima VERGÜENZA. En realidad, los coches no salieron del todo mal parados, solo les rayé el esmalte, ni siquiera los abollé, pero es que… joder. MIRA QUE TENÍA COCHES PARA PEGÁRMELA CONTRA ELLOS, Y MIRA QUE TENÍA SITIOS LIBRES PARA APARCAR, ¿POR QUÉ AL SEÑOR D LE PICÓ EN LAS NARICES QUE LO MÁS DIVERTIDO SERÍA DÁRMELA CONTRA EL COCHE DEL SUPER RUBIAZO? ¡¡¡PORQUE YO NO LE VEO
En fin, lulilectores… seguiré informando, si no me muero antes del asco.
Besazzos,
*Luli*
martes, 1 de septiembre de 2009
El viejo Sherlock
La pregunta que me he estado haciendo es: si me tuviera que ver en esa situación (Dios, Buda y Alá no lo quieran)... ¿qué salvaría primero?
En fin, lulilectores, ya veremos si vuelvo a hablar algún día de este tema que tanto me ha estado inquietando; de momento, lo que voy a hacer es sentarme en mi escritorio y tratar de concentrarme de alguna manera para los cochinos exámenes que me quedan (dos), a ver si consigo sacarme algún cinquillo aunque sea.