Queridos lulilecotres...
¿Soy la única que rige su vida a partir de listas y más listas? Quiero decir, a mí siempre me proporcionan una sensación de orden cuando la existencia empieza a descontrolarse más de lo habitual, ¿no os pasa lo mismo?
En el momento en que siento que todo se está volviendo más y más caótico, decido cojer una hoja y un boli y ponerme a escribir, punto por punto, todo lo que me ronda por la cabeza. Por ejemplo:
LISTA DE PROBLEMAS DE MI VIDA
1) Tengo que empezar a estudiar ¡pero ya!
2) Me duele la cabeza.
3) Mi pelo es indomable, no importa lo que haga con él.
4) La gente de mi clase piensa salir hoy de fiesta y no creo que vaya, porque yo voté viernes. ¬¬
5) Tengo el carné del coche pero mis padres no me lo dejan, estoy igual que antes.
6) Aún no tengo ni pajolera idea de lo que me pondré en Nochevieja.
Hay más, pero ahora no me vienen (qué raro, de normal suele ser inmensaaa...).
LISTA DE COSAS QUE HACER ESTAS NAVIDADES
1) Ordenar a fondo mi habitación.
2) Pintar las puertas de mi armario de otro color.
3) Leerme las instrucciones tanto del móvil como de la cámara para aprender a usar todas esas millones de aplicaciones que siempre dices "bah, tocando botones ya aprenderé", pero que al final nunca acabas de comprender del todo.
4) Pasarme tooodos los apuntes a limpio.
5) Seguidamente, dejar los trabajos pendientes ya hechos.
6) Empezar a estudiar (¡qué feliz he estado viviendo...!).
7) Cuidarme un poco más. Esto es:
* Beber 2 litros de agua al día como mínimo (lo que dicen las revistas).
* Atiborrarme a infusiones, que depuran el organismo, te calientan el cuerpo y me encantan.
* Dejar de criar celulitis y hacer algo para matarla (por ejemplo, estrenar la crema que me compré este verano).
* Idem con las estrías (aunque sé que son imposibles de quitar, pero bueno).
* Hacer ¿deporte?
8) Ver mucho cine.
9) Leer los libros que tengo pendientes.
10) Aprovechar para escribir algo.
Bueno, y luego está la grandiosísima lista de propósitos para Año Nuevo -que aún no tengo pensada-, que fijo publicaré aquí y de la que, además, haré un seguimiento para asegurarme de que cumplo toooodo (este año sí, venga).
En fin... siguiendo con el título de la entrada, que dice "Variadito", hacer mención a otro tema diferente pero que, francamente, no me apetece reservarme para otra entrada a parte porque, además, ha sucedido hoy.
Creo que me he puesto muy navideña, ha sido un ramalazo. Resulta que ayer me dejé olvidada la agenda en la facultad. No me había dado ni cuenta, pero entré al correo por casualidad y me vi un mensaje que decía "He encontrado tu agenda, la tienes en conserjería" y, además, un teléfono de contacto junto con el nombre de la persona, en este caso de género masculino, Sujeto G.
Pues se me ocurrió la genial idea de devolverle el favor por las molestias (que no es tanto, en realidad sólo habrá sido curiosearme la agenda y bajarla en un momento, pero a lo mejor otra persona únicamente la hubiera curioseado y la habría dejado donde está). Así que hoy, cuando me he despertado, he imprimido un mensaje navideño (que creo que podría poner aquí algún día de estos) y lo he metido en un sobre con un post-it que decía: Muchas gracias por las molestias. A cambio, un detalle de cara a las fiestas. ¡Feliz Navidad! Y mi firma.
Cuando he ido a por mi agenda, que estaba, he dejado el sobre allí en conserjería, y le he enviado un sms al tal Sujeto G citándole para que se acercara hasta allí. Un rato después he recibido yo uno: "¡Muchas gracias por el detalle!" y una carantoña de esas que se estilan tanto.
Me ha hehco mucha ilusión esa interconexión (oh palabro ^^u) con un perfecto desconocido, porque supongo que él no se esperaba que alguien se molestara en devolverle el favor, aunque sólo fuera un cutre sobre blanco con un cutre papelito navideño acompañado de un post-it igualmente cutre, pero de color naranja y escrito con buena letra. Y, al menos, ha dado las gracias.
Lo mejor de todo es el anonimato, debe ser genial eso de ir un día a clase y que te llegue un mensaje de un número desconocido que te diga "Ves a conserjería y pregunta por un sobre para ti", y que en ese sobre alguien que no conoces, que ni siquiera has visto y con quien seguramente nunca más volverás a tener contacto, te dé las gracias por algo tan insignificante como dejar una agenda en la sección de Objetos Perdidos del vestíbulo principal. A mí, por lo menos, me encantaría, porque es una de esas pequeñas acciones que tanto se acercan a las películas (aunque ahí normalmente acaban enamorándose), o en plan "el admirador secreto", pero con una intención mucho más inocente, simplemente gratitud, casi un acto cívico de cortesía y de buena educación que se aleja totalmente de las excentricidades hollywoodienses, tan presentes en nuestra sociedad.
Y, por supuesto, qué mejor época que la Navidad para las pequeñas obras de este tipo, a dos días de las vacaciones y en pleno frenesí consumista y frívolo que envuelve nuestras vidas por estas fechas, el hecho de que aún exista gente capaz de valorar el "otro tipo de cosas" y no sólo lo que está a la vista en todos los escaparates, o lo que enseñan las películas. Porque nos estamos desengañando de la vida y considero que, algo tan simple y banal como comportarse como una persona, adquiere bastante importancia en los tiempos que vivimos actualmente.
Lo normal es que seamos gruñones, secos, egoístas y ambiciosos, me doy cuenta cada día de ello. La gente del tren o del metro es áspera, inaccesible, cada cual se queda en su asiento con sus cascos puestos y mira al vacío, le importa un bledo todo lo demás, sólo da la impresión de que piensan en sus cosas y punto, como si el resto del mundo no existiera. Otros miran de soslayo o cierran los ojos para pasar desapercibidos, los menos intercambian conversaciones. Nos estamos deshumanizando. Cada vez un poco más.
Y nada, yo a mi bola, soy feliz pensando en que le he regalado una sonrisa a alguien, me voy a creer que es una buen chaval y no un chulito hipócrita que ha visto el sobre y ha pensado "¡Cómo está el patio!", pero luego encima ha tenido el morro de enviarme un mensaje todo falso (que tendría bemoles la cosa). Por una vez, Luli Manuli -la que siempre ve el vaso medio vacío- pensará bien de alguien sin conocerlo, porque, repito, es Navidad y, en Navidad, toca.
Lo mejor es que nunca sabré quién es, ni si es alto, bajo, gordo, flaco, guapo, feo, listo, tonto o... en fin. Ya tengo una nueva diversión, pasearme por los corredores de la facultad a mirar caras de chicos para preguntarme... ¿Será este?
Por último, antes de despedirme, añadir que últimamente los horóscopos de los 4 o 5 periódicos que leo diariamente me están acertando el destino (ya ves, yo que nunca he creído en esas chorradas, precisamente por eso hago la mención) y que, naturalmente, sigo en un período de luto por la defunción de mi pobre tortuguita, aunque se me ha pasado bastante el disgusto después de lo de hoy.
Seguiré en antena, retransmitiendo en directo mi vida =)
Besazzos,
*Luli*