martes, 23 de marzo de 2010

Buscando la inspiración





Queridos lulilectores...


Os tengo un poquito abandonados este mes. Espero que, una vez más, sepáis perdonármelo. Tampoco me ha pasado nada del otro mundo; simplemente, han sido Fallas (tan ajetreadas como siempre), he estado yendo al dentista y ahora me toca agobiarme con los trabajos y los exámenes, que se van acercando peligrosamente. También he adquirido un nuevo ordenador (Entusiasta pasó a tiempos mejores) así que, como veréis, entre unas cosas y otras se me va el tiempo que ni me entero.


Quizá sea por el cansancio acumulado, o por el estrés en general, lo cierto es que, aun a riesgo de que explotéis de aburrimiento con mis memas y reiterativas palabras, ando últimamente un poco pocha (también duermo mal... en fin).


Hoy se me ha ocurrido un deseo que no sé a quién formular, cuando a las ocho de la mañana descendía del tren rodeada de cientos de personas y me mezclaba con la masa de gente nada más entrar en la ciudad, sumergida de nuevo en la rutina tras la semana tan agitada que acabamos de pasar (los valencianos).


He pensado que me encantaría "inspirarme" de alguna manera, es decir, encontrar ese "puntito de sal" o ese "toque final" que le termina de dar sabor a tu vida, una forma de motivarte para sacarte del asco de la monotonía y que tu día a día, gracias a ese soplo de aire fresco, adquiera un color más cálido, y todo parezca algo más llevadero en medio de tantos edificios grises, tanta gente indiferente, tanto trabajo y tantos problemas cotidianos.


Y esa inspiración que estoy buscando de momento se oculta un poco, pero estoy abierta a cualquier posibilidad. ¿Qué puede ser inspiración? ¿Qué formas puede tomar? Así, de primeras, me vienen algunas a la cabeza: inspiración puede ser una persona (como aquel ancianito que una vez me topé en un autobús, y me arrancó más de una sonrisa); inspiración puede ser una canción que te despierte buenos sentimientos; inspiración puede ser una simple charla con una amiga, o con alguien desconocido; inspiración puede ser un momento, una mirada, un libro, un paisaje, un lugar, una escena, una imagen, un consejo, incluso un lulilector (no sería la primera vez) ;P. Cualquier cosa puede ser inspiración.


Pero yo, ambiciosa como de costumbre, no me conformo con una simple y efímera brisa inspiradora que pueda llegarme de repente (aunque sea igualmente bienvenida). Yo hablo de LA inspiración, en mayúsculas, esa que ha venido de repente para quedarse contigo una temporada y te ha borrado de sopetón las nubes de un día encapotado, y, por mucho que llueva, tú seas capaz de danzar bajo la lluvia sin importarte las miradas ajenas, tan aliviada y extasiada como si de el más hermoso día soleado se tratase.


Esa inspiración que te arrastra a la locura (aunque siempre desde dentro de la cordura, claro), y que hace que te rías más, y que tengas un montón de ganas de parlotear, de moverte y, lo más importante, que tengas ganas de compartir lo que te está pasando con los demás, que necesites expresarte: coger un lápiz y escribir una canción, una historia, o pintar un cuadro, o hacer fotografías, o simplemente gritar a los cuatro vientos que, pase lo que pase, digan lo que digan o hagan lo que hagan... en ese momento, en ese día... nada podrá bajarte el ánimo, ni nada logrará borrar esa sonrisa de tu rostro.


Esa preciosa inspiración llamada musa.


Así pues, a diario me dejo arrastrar por la rutina, buscando a la escurridiza inspiración por los rincones, aunque sepa que, en el fondo, es una batalla perdida porque la musa es como el unicornio: cuanto más lo busques, más difícil es llegar hasta él. Hay que dejar que sea ella quien se acerque y te pille por sorpresa, porque eso es lo bonito del asunto, ¿no?


Solo espero que, cuando se me aparezca a mí, sea lo suficientemente avispada como para darme cuenta de que la tengo en mis mismísimas narices, y, a pesar de que algún día se marchará para iluminar el camino a otro, por lo menos ser capaz de reconocerla y aprovechar su presencia al máximo. Después de mi discursito de hoy, es lo mínimo, digo yo.


Besazzos,


*Luli*


P.D.: Aunque esto no tiene nada que ver, si no lo digo reviento: últimamente, cuando oigo una canción de amor que me parece sincera y emotiva (nada de las chorradas comerciales que ponen por la radio), una canción de esas "de culto", no puedo dejar de preguntarme cómo sería la persona a la que va dedicada esa canción, y qué suerte tiene (o tuvo) de que alguien le compusiera un tema tan hermoso. Me encantaría que alguien me compusiera una canción solo para mí, creo que es muy romántico.


P.D.2: Acabo de ver una película ñoña alemana, de esas de las de "la chica de al lado" o "la vida de la que podría ser tu vecina del quinto" y debo confesar que me encantan las pelis ñoñas alemanas, porque son un poco como las de Hollywood pero más intimistas y sin ese regusto americano tan desagradable en los finales (¡sí al cine europeo!).

No hay comentarios: