sábado, 17 de octubre de 2009

Un cuento



El perro está cansado. Tiene ojeras, está harto de buscar comida por la calle. El hambre le corroe las entrañas...


Detecta un movimiento por el rabillo del ojo. Se vuelve con brusquedad y olfatea el ambiente. Agita el rabo y se acerca lentamente... Gruñe y gime, ¡grr-guau!


¡Es un conejito chino! El perro gira sobre sí mismo con alegría. Los conejitos chinos son tan redonditos y esponjosos...


Las arrugas le marcan el hocico, sus bigotes se estremecen. Pega un gran salto y... ¡¿qué sentido tiene contar el final?! ¡Narices, me voy a dormir que es muy tarde!


A Ruch.



*Luli*

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pobre conejito chino! Pero si es por ese perro de la foto se le perdona (es una monada *.*)Mi perrita cuando quiere mordisquear mis zapatillas también salta como una loca... y bueno, el final es que me quedo si zapatilla... es muy mala xDxD.
Bona nit Luli!
xxxx

Luli dijo...

Jajaja, esto es el resultado de querer actualizar y no saber cómo. En realidad, tanto el perro como el conejito chino son la misma persona (o el mismo animal), en este caso, mi propia perra, aunque no es la de la foto.

Es que cuando le arrugo el morrete pone cara de conejito chino... xD

Gracias por comentar, besazzos para tí!

Ilusia dijo...

Jajaja que cuento mas curioso! xDD
Hace tiempo que no me pasaba ^^
un saludo! espero que todo te vaya bien =)

Luli dijo...

Nada en este blog deja de ser curioso. Soy una chica singular =P

Jajaja, tonterías mías. Encantada de verte de nuevo por aquó, cierto es que estoy poco actualizadora.